domingo, 4 de diciembre de 2011

ILUMINACIÓN DE NAVIDAD, ¿SÍ O NO?

Resulta un poco notable la polvareda -¡no llega a tempestad!- que provoca cada año la decisión municipal de instalar o no iluminación navideña o, también, más menos iluminación navideña.

Hace ya tres o cuatro años, un entonces poderoso Teniente Alcalde de Sevilla estimó que la llegada del "solsticio de invierno" no merecía tanta celebración, y colocó en las calles bellas de Sevilla unas pocas y feas luces que daban hasta pena mirarlas. 

Este año, ha sido la propia Junta de Andalucía la que ha cursado una Circular -firmada por el Director General del Cambio Climático y el Medio Ambiente Urbano- advirtiendo de los "peligros" de la iluminación navideña: agresión a los ciudadanos y al medio ambiente, conductas alejadas de la sostenibilidad, el aumento del brillo nocturno debido al exceso de iluminación dificulta las investigaciones astronómicas, causa graves alteraciones a los ecosistemas y provoca daños a la salud, atentado de esta intrusión lumínica contra el cielo andaluz que es nuestro patrimonio cultural y astronómico,... No he visto nunca que la Feria de Sevilla o de cualquier otra ciudad andaluza - con más luces instaladas- provoque tales comentarios.

En Málaga, este año, ha habido también un notable rifi-rafe municipal por la oposición de los representantes de Izquierda Unida a que el Ayuntamiento gastase tanto -en los actuales tiempos de crisis- en la iluminación navideña.

No creo pecar de excesiva susceptibilidad si achaco estas reincidentes discusiones al afán existente en ciertos sectores de la sociedad española y andaluza por eliminar o disminuir el alcance de cualquier festividad religiosa. En este caso, además, la discusión yerra el blanco, porque la iluminación navideña se justifica -y hasta creo que se financia- desde el flanco también comercial, que considera este "gasto" como una "inversión" totalmente rentable. Pero el hecho de que tenga un nombre y una justificación, más o  menos lejana, en un hecho descaradamente religioso pone nerviosas a las mentes que sienten alergia a que cualquier fenómeno religioso ocupe un espacio en la sociedad civil. Un mayor equilibrio, en este tema, resulta necesario.