domingo, 25 de enero de 2015

Moradas: Talante barroco de Santa Teresa

SANTA TERESA DE JESUS. VIVO SIN VIVIR EN MI. SELECCION DE POESÍA ...  La celebración del Centenario de Santa Teresa (este año se cumplen cinco siglos de su nacimiento en 1515) levanta una obligación recurrente a volver la mirada hacia su figura, a extraer experiencias y enseñanzas de su talante vital. Su vida y sus escritos son una fuente inagotable de fogonazos para nuestra propia vida, de ricas ilustraciones para nuestra consideración.

          Destaca mucho en el talante de Santa Teresa su tendencia barroca -pre barroca, más exactamente- a unir aspectos contrarios, a conciliar rasgos aparentemente paradójicos, a establecer relación entre extremos que para otros resultan irreconciliables. Su humanidad tan rica hace posibles estas aparentes contradicciones. 

       La unión de contrarios más recurrente en sus escritos es la interrelación entre la vida y la muerte: Vivo sin vivir en mi - y de tal manera espero - que muero porque no muero. Para ella, la vida es ansia de morir y la muerte es la prolongación no querida de la vida. Difícilmente se puede expresar una contradicción tan barroca, tan extrema. 

      En los escritos de la Santa, es muy frecuente encontrar manifestaciones de esta unión de sentimientos encontrados. Solo algunos ejemplos, tomados del Castillo interior, el libro de las Moradas:

          - Las suspensiones y éxtasis, la entrada en el mundo de la mística, dice que producen en el interior una pena que, contradictoriamente, da al alma quietud y paz.

          - Una experiencia extraña es la que produce, simultáneamente, cosas penosas y sabrosas, una experiencia que la propia Santa Teresa dice que no sabe entender qué es; que no logra explicar qué es lo que goza y cómo lo goza. 

          - La entrada de Dios en el alma, formula la Santa que produce gran ímpetu de alegría, pero este impetu es al mismo tiempo no poco penoso. En otro párrafo, dice que es un tormento... sabroso".
Y hablando de San Pedro de Alcántara, recuerda que la gente al ver sus comportamientos le toma por loco, pero ella comenta: ¡Oh qué buena locura, hermanas!.

         - El contraste tan fuerte de sentimientos al que reiteradamente vuelve en las Moradas  lo expresa originalísimamente con la comparación de la mariposilla o palomilla, que nace del gusano de seda. Recién nacida, apenas sin fuerzas, la describe así: no acaba esta mariposica de hallar asiento que dure; antes, como anda tan tierna de amor, cualquier ocasión que sea para encender más este fuego la hace volar. Las mercedes que Dios da a la mariposilla -las satisfacciones místicas que el Esposo produce en el alma de la esposa- no bastan para que la palomilla o mariposilla  esté satisfecha y haga asiento adonde ha de morir... antes está muy peor: aunque haya muchos años que recibe estos favores, siempre anda llorosa porque de cada uno de ellos le queda mayor dolor.

          - Otra comparación a la que acude Santa Teresa para expresar los sentimientos encontrados que se producen en el interior es la saeta de fuego. El amor que experimenta el alma acarrea ansias y lágrimas, suspiros y grandes ímpetus. Es como si una saeta estuviese produciendo en el interior un fuego que está humeando, algo que consigue que el alma esté abrasándose en sí misma. Es, al mismo tiempo, sufrir y estar interiormente enardecido de amor; es un sentimiento que está en lo muy hondo e íntimo del alma, donde esta saeta, o rayo que de presto pasa, todo cuanto halla en esta tierra de nuestro natural lo deja hecho polvos, que por el tiempo que dura es imposible tener memoria de cosas de nuestro ser.

          - Se comprende la exclamación de la Santa: Oh válgame Dios, Señor, cómo apretáis a vuestros amadores. Con razón dice después que lo mucho cuesta mucho, lo que tan fuertes impresiones satisfactorias produce en el interior deja también tremendo dolor en los amadores. Concreta la Santa que, aunque la conmoción dure muy poco, no más que un cuarto de hora, consigue dejar hecha pedazos a la persona. Santa Teresa lo expresó también en uno de sus versos: Véante mis ojos - dulce Jesús bueno; - véante mis ojos, - muérame yo luego. El enfrentamiento tan fuerte de estas emociones lo expresa también la Santa diciendo que el alama no puede quedar inmune al pasarlas, es como si, metida en un fuego, quisiese hacer a la llama que no tuviese calor para quemarle. El amor y el dolor, siempre unidos cuando son muy fuertes.   


          La unión tan extrema de sentimientos contrarios, el talante barroco que he destacado, la ayuda a Santa Teresa a describir los intrincados movimientos que ha ido descubriendo en su interior. Con razón reitera varias veces en este libro del Castillo interior, o las Moradas, que si Dios no menea la pluma no conseguirá ella expresar lo que quiere contar. Y al final del libro, en la conclusión, un golpe de humor. Alude al trabajo que le ha costado escribir el libro y lo considera todo bien merecido por una razón que expresa así a las religiosas de sus conventos: Considerando el mucho encerramiento y pocas cosas de entretenimiento que tenéis, mis hermanas,... me parece os será consuelo deleitaros en este castillo interior; pues, sin licencia de las superioras, podéis entraros y pasearos por él a cualquier hora. Por muy serio y elevado que sea el tema que está tocando, la Santa no pierde nunca su humanidad y su humor. 
          
          
            
    
          

domingo, 18 de enero de 2015

¿Tiene enemigos el Papa Francisco?

       
Cuando el Papa Francisco finaliza su visita a las islas asiáticas -los últimos días, en Filipinas-, cuando todos los días irrumpe en los telediarios y en las primeras páginas de los periódicos, adquieren actualidad estas preguntas: ¿tiene Francisco enemigos? ¿hay personas o grupos molestos con sus comportamientos o con sus enseñanzas? ¿son todos tan amigos del actual Papa como aparece?

        Un par de días antes de acabar el año anterior, me sorprendieron los resultados de una evaluación sociológica sobre el crédito personal de los personajes más significados del mundo y de España. Me sorprendió porque los resultados de la encuesta fueron publicados en El País, según un trabajo de campo previamente realizado por Metroscopia, las dos entidades que pocos días después colocaron al PP en expectativas de votos en tercer lugar, después de Podemos y del PSOE. Sin provenir por tanto de un medio afín a la Iglesia o a los temas religiosos, al Papa Francisco le concedía su aprobación el 81 por ciento de los encuestados, más de diez puntos por delante de los Reyes de España (Felipe, 70%, y Leticia, 67%) y de Barack Obama (71%) y más de cuarenta puntos por encima de los otros personajes evaluados: el Secretario General de la ONU (Ban Ki Moon, 41%), el Presidente de la Comisión Europea (Juncker, 30%) y los Presidentes de Italia (Renzi, 29%), Alemania (Merkel, 42%), Francia (Hollande, 34%) y Rusia (Putin, 19%). La superioridad de Francisco sobre todos los demás era rotunda. 

           Estos resultados de popularidad extrema -personalidad del año 2014 según algunos medios, además de los resultados de la encuesta citada- levantan la sospecha de si la aprobación es tan unánime como aparece. Al evaluar su figura, algunos comentaristas señalan que no todos aprueben sus comportamientos e incluso concretan que los modernos movimientos eclesiales (Opus Dei, Comunidades Neocatcumenales, Comunión y Liberación. Comunidades Carismáticas, Foculares...), por su propia mnera de pensar y por haber sido anteriormente mucho más exaltados por el Papa Juan Pablo II, son actualmente los más disgustados con el Papa Francisco. Pero hay que reconocer que todo esto son comentarios de prensa, suposiciones de los opinantes, pues no he descubierto hasta ahora ningún parecer abiertamente contrario y públicamente manifestado en contra de Francisco.

          Cabe suponer que actualmente hay corrientes y pareceres más inclinados a la reprobación que a la satisfacción por las conductas y las opiniones de Francisco, porque coinciden menos con lo que estas instancias habían  manifestado públicamente con anterioridad. Pero esto sucede siempre, porque también anteriormente había corrientes y opiniones menos satisfechos con las opiniones y los comportamientos de Juan Pablo II e incluso de Benedicto XVI. La opinión pública en toda la Iglesia no es siempre obviamente unánime y los Papas además tienen sus claras diferencias en las opiniones y en los talantes personales. Pero se puede también reconocer que, generalmente, tanto las personas como las agrupaciones se muestran respetuosas en el seno de la Iglesia, no llegando a las cr´ticas descaradas de la máxima autoridad de los Pontífices.

          Por tanto, ¿tiene Francisco enemigos? Personas e instancias  diversamente satisfechas con su figura y sus comportamientos, obviamente existen. Pero hasta ahora, según lo que personalmente percibo sobre esta realidad, no se están produciendo manifestaciones abiertamente contrarias. El comportamiento de las personas, e instituciones y hasta de los medios de comunicación, en general es aún laudatorio. ¡Raro fenómeno!.

martes, 6 de enero de 2015

La Navidad, en un bello cuento bien cantado

         Una vez acabada la Navidad, en el día de Reyes, reviste para mí especial sentido la reflexión que me provocó un musical sobre la Navidad al que tuve ocasión de asistir en estos días. Está basado en un cuento llamado El día que Jesús no quería nacer, publicado en 1987 por Antonio García Barbeito.

           Por haber nacido en los contornos del Guadalquivir y por su actual columna diaria en el ABC de Sevilla, Antonio García Barbeito es mucho más conocido en la Andalucía Occidental que en la Andalucía Oriental o en el resto de España. Su diaria columna es una constante vuelta a los recuerdos de su infancia, extraídos de su Aznalcazar natal pero perfectamente identificables para todos los nacidos en aquellos parajes, para provocar una reflexión muy adulta y muy sensata sobre lo que está ocurriendo en el mundo actual, todo condimentado con buenas dosis de humor y con mucho cariño. Su columna es el resultado de una visión serena sobre la realidad, realizada con cercanía y con mucha sensibilidad. 

           El cuento El día que Jesús no quería nacer está escrito con mucho primor y con tal sentido concreto y realista que los responsables de su puesta en escena musical -personas del pueblo de Gines, en el que ahora vive el autor del cuento- casi no han tenido más que ponerle rostros y música a las palabras puestas en el cuento por Antonio García Barbeito en la boca de sus personajes. 

            La escenografía es extraordinariamente sencilla, poniendo a los actores ante una gran pantalla, que recoge imágenes de Gines primero y de la proyección de estrellas y cielos a lo largo de la representación, con sólo unas pajas en la escena, para evocar muy lejanamente el ambiente de Belén y el escenario de los Nacimientos actuales. En este somerísimo escenario van cantando los personajes los dos grandes apartados de la obra.

            En el primer gran apartado de la obra, los personajes típicos de todos los Nacimientos -el molinero, la lavandera, el gañán, la costurera, el leñador, la posadera, el vendedor, los pastores y los Reyes Magos- están todos sobre el escenario, variadamente sentados sobe las alpacas de paja, y van siendo llamados por la voz en off  del Ángel, teniendo cada uno su intervención cantada al ir saliendo del escenario, desgranando despaciosamente las razones por las qué Dios no quiere ya nacer en Belén. Muy poéticamente, son las razones de la increencia, de la falta de sentido que hoy ya tiene la aparición en Belén de un Jesús al que el mundo y las gentes de ahora no quieren acoger. Las intervenciones de todos estos personajes son un recuento de todas las razones que hoy muchos esgrimen en contra de la Navidad, unos desde la falta de fe y otros desde una fe que se siente agraviada por el adverso comportamiento del mundo actual.

            Pero la obra no termina con el rechazo a la Navidad, con los motivos que Jesús tiene para no nacer de nuevo en el mundo. En una segunda parte se vuelven las tornas y el autor muestras las razones que sigue habiendo para que Jesús nazca en el mundo. Como en los autos sacramentales del Siglo de Oro español, aparecen en el escenario una serie de personajes abstractos -la justicia, la libertad, la paz, la pobreza, la fe y el amor- que van poco a poco expresando por qué tiene hoy que seguir naciendo Jesús. Son una serie de intervenciones -muy finas meditaciones humanas y teológicas- para justificar el hecho insólito del nacimiento de Jesucristo. Sobre cada una de estas intervenciones, el Narrador -la voz en off del propio García Barbeito- nos va comentando que el Ángel escucha y sonríe. Al final, alrededor de un trapo blanco muy bien doblado en las manos de la Fe, todos cantan la apoteósica aparición del Niño Jesús.

           A pesar de una concepción tan ideológica, de unos razonamientos tan condensados en cada frase y del play back tan dominantela obra no se hace pesada. La buena literatura y la música bien concebida y expresada, siempre subyugan. En la representación a la que asistí, me sorprendió mucho que en el salón plagado de niños no se oyó una mosca, el silencio fue muy denso durante toda la hora de la representación. La expresividad tan popular de la obra -letra y música- captó la sensibilidad de todos y produjo un seguimiento expectante y convencido.

           A toro pasado de la Navidad, el recuerdo de este retablo de pastores presentado como el musical de la navidad, viene bien para reposar todo lo vivido en estos días pasados y para volver a pensar por qué y como ha nacido de nuevo Jesús.