jueves, 22 de junio de 2017

Alcalde de PODEMOS condecora a una Virgen

 






          En los viejos manuales de periodismo se decía que la noticia es lo insólito, que un hombre muerda a un perro; y no lo normal, que un perro muerda a una persona. Lo insólito que quiero ahora comentar es que un alcalde de "PODEMOS" haya decidido condecorar con una medalla a una Virgen, Nuestra Señora del Rosario.

          El hecho ha ocurrido no hace muchos días en la ciudad andaluza y carnavalera de Cádiz. El peculiar alcalde de la ciudad, José María González, al que incluso en la prensa todo el mundo denomina como "Kichi", ha tomado la decisión de que el Ayuntamiento de Cádiz conceda la Medalla de Oro de la Ciudad a su Patrona, la Virgen del Rosario. Lo insólito en este caso es que el tal "Kichi" lo ha hecho en nombre del Grupo "Por Cádiz sí se puede", oficialmente vinculado al Partido PODEMOS. La noticia sorprendente se ha prestado a todos los comentarios.

          Comentarios a la concesión de la Medalla
          Se han provocado los comentarios porque sorprende que un dirigente radicalmente laico, no sólo respete una devoción popular, sino que tome la iniciativa de concederle una condecoración civil a esta advocación religiosa.

          Como he visto en un análisis sobre el tema (José Manuel Atencia, en Huelva Información, 11 Junio 2017), lo que produce auténtico bochorno es "la salida en tropel de los dirigentes de PODEMOS para justificar la decisión con argumentos tan peregrinos como insustanciales".

         Pablo Iglesias ha dicho que superó su inicial sorpresa ("me resultó un poco raro, al principio") y lo "entendÍ todo" cuando, al hablar con Kichi, comprendÍ que se trataba de una "medalla laica" y que una decisión de este tipo es comprendida por los "urbanitas de izquierdas", por "respetar las decisiones arraigadas en los pueblos".

         Más alambicado resulta el razonamiento de Juan Carlos Monedero, atribuyendo incluso a la Virgen actitudes ambiguas: "Porque la Virgen de los humildes, aun siendo cierto que trabaja más tiempo para los ricos que para los pobres, ayuda a que los golpeados imaginen la vida un poco menos miserable. Y eso, nos guste más o menos, hay que respetarlo" . Las explicaciones resultan hasta rocambolescas.

          Este comportamiento de la izquierda oficial se alinea en lo que Antonio Muñoz Molina ha llamado la "Andalucía obligatoria", que produce el fervor indiscriminado por las tradiciones religiosas y folclóricas, "colocándose en primera fila de cualquier acontecimiento, sea una procesión, un carnaval, unas berzas en un barrio o una paella insufrible en mitad de un descampado". Este fenómeno social ha traído como consecuencia el que "nos hemos tenido que acostumbrar a que declarados alcaldes ateos no tengan problema alguno en encabezar el desfile de autoridades delante de una procesión o que haya codazos entre los munícipes para dar el toque de campana a la salida de un trono". Son las conexiones más o menos directas con lo ahora ocurrido en Cádiz.


         Incoherencias clamorosas
         Lo peor de todo esto es la incoherencia, pues lo ahora denodadamente defendido por PODEMOS había sido anteriormente impugnado y hasta llevado a los tribunales por otras fuerza de la izquierda. Han sido abiertamente criticadas y hasta denunciadas la decisiones de conceder la Gran Cruz de la Orden del Mérito de la Guardia Civil a la Virgen del Pilar, en 2012; la Medalla de Plata de la Guardia Civil a la Virgen de los Dolores de Archidona, Málaga, en 2015; la Medalla del Mérito Policial a la Virgen del Amor, de la Cofradía de N.P. Jesús "el Rico" de Málaga, en 2017; una distinción al Hermano Mayor de la Congregación de Mena de Málaga, en la que el Cristo de la Buena Muerte es Patrono de la Legión, en 2014.

          No resulta de ninguna manera comprensible que ahora se quiera defender precipitadamente lo que anteriormente se había considerado hasta motivo de delito. La confusión de ideas resulta clamorosa, en unos comportamientos tan contradictorios.


         Valoración difícil
         Ojalá el Alcalde de Cadiz haya actuado en esta ocasión de una manera interiormente respetuosa, sólo por ser fiel a la demanda mayoritaria de una población que sí lo pedía con convencimiento. Pero puede haber también mucha superficialidad y falta de respeto, atendiendo inconsideradamente sólo al vocerío populachero. Mezclar las distinciones civiles con las advocaciones religiosas es algo que habrá que esforzar por comprender en los tiempos pasados, pero que resulta cada vez más difícil de encajar en una religiosidad bien formada.

         Para orientarse ante esta noticia realmente insólita -un alcalde de PODEMOS, imponiéndole una Medalla a una Virgen- queda todavía mucho camino por recorrer hasta evitar tanto el arrinconamiento extremo de lo religioso en las sacristías como la persistencia en mezclar malamente lo religioso con las distinciones civiles. Sin mezclas innecesarias y sin empanadas mentales que las sustenten, dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. El dicho de Jesús todavía ilumina los comportamientos que resultan necesarios en el mundo actual.

viernes, 9 de junio de 2017

Un detalle sobre el pasado Rocío

 


 

Un detalle que no es ni el más importante ni por supuesto el más popular de la fiesta del Rocío. Se trata incluso de un momento considerado, a veces, como pesado y digno de algún tipo de reforma. No entra entre las fotos que salen en la prensa durante los días del Rocío, pero puede ser merecedor de concentrar en él la mirada, una vez que ha finalizado el Rocío del presente año.

viernes, 2 de junio de 2017

"Respeto, pero no comprendo"

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          La situación de Cataluña se está volviendo cada vez más difícil de entender para los que no somos catalanes. Desde fuera de Cataluña, cuesta mucho comprender el comportamiento de los políticos e, incluso, de la población general catalana. Supongo que a los catalanes también les costará mucho comprender la opinión generalizada existente sobre ellos en el resto de España. Y no es buena esa mutua incomprensión entre dos zonas históricamente hermanas y todavía miembros del mismo Estado

          Se han forjado unos cuantos términos que disimulan lo que, desde otros contextos, llamaríamos con palabras mucho más claras y contundentes: procès, desvinculación, nación, desconexión, voluntad popular, referéndum, plebiscito, democracia mayoritaria,… Los términos se usan con significados muy diversos para unos y para otros, haciendo muy difícil un lenguaje común y una mutua comprensión. Cada cual avanza por su propio camino, sin tener en consideración el parecer de los demás.


          Los políticos
          Me sorprende que, ante la absoluta incompatibilidad de un referéndum realizado sólo en Cataluña sobre un tema que afecta a todos los españoles (la soberanía), los políticos catalanes no respondan nunca directamente sobre esta cuestión, sino que contrapongan sólo la obligación de atender la voluntad mayoritaria de los catalanes (siendo así además que la supuesta mayoría, o no existe o lo es sólo por una mínima diferencia parlamentaria, no de voto popular). No entiendo tampoco cómo se hacen oídos sordos a las voces europeas que desautorizan el procedimiento separatista y cómo se sigue afirmando que Europa aceptará sin más su decisión unilateral sobre el tema. Me sorprende también el radical enfrentamiento con la opiniones contrarias cuando se dice que “España ha robado a Cataluña” o cuando se prevé que a Cataluña le irá económicamente mejor en una situación de independencia. No entiendo cómo sobre todo esto se pueda hablar con tanta rotundidad, sin inmutarse ni escuchar lo que dicen radicalmente lo contrario.

         Lo que más me sorprende, con todo, es que todo este cuerpo de reflexiones sea un bloque cerrado de pensamiento, sin dejar resquicio ni a la duda ni a las opiniones contrarias, y que todo esto sea defendido sin ningún tipo de fisuras por la totalidad de los parlamentarios de estos grupos independentistas. Un pensamiento único, sin resquicio para las interpretaciones o los matices.
Decir todo esto no implica estar del todo de acuerdo con el comportamiento seguido por el gobierno español, al que seguramente le ha faltado mucha cintura en el tratamiento del tema, pero el comportamiento contrario (en el que ahora no entro) no justifica ni explica las actitudes independentistas

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          Los ciudadanos
          No he vivido nunca prolongadamente en Cataluña, pero conozco muchos catalanes que me merecen el máximo respeto por la sensatez, la inteligencia, la laboriosidad, que sobresalen tanto en el trato individual como en el ambiente de sentido común y de bienestar que han sabido lograr entre todos. La impresión desde lejos es que Cataluña es un país privilegiado.

         Por todo esto es mayor mi sorpresa e incomprensión al saber que la mitad aproximada de la población –no entro en la apasionada discusión de si es el 52 % o el 48 %, si es el voto popular o el parlamentario el que hay que considerar, pero me queda claro que son muchos en cualquier caso- participa de este bloque compacto de ideas separatistas y ha votado y parece que van a seguir votando por los partidos políticos que las defienden. Desde el máximo respeto que me merece el pueblo catalán, no comprendo un posicionamiento tan mayoritario en este sentido.

         Y menos comprendo el posicionamiento de la otra mitad aproximada de la población, los que no han votado a los partidos independistas y no sintonizan abiertamente con ellos. No entiendo que este sector de población esté tan callado, que las voces contrarias no hablen más alto, no salgan a la calle con tanto entusiasmo como los que intervienen en las manifestaciones independentistas, pues las comparecencias de sign contrario son siempre mucho más reducidas. Respeto máximo, pero comprensión muy escasa de todo lo que allí está ocurriendo.


         Postura de la Iglesia
         En medio de esta situación tan enfrentada, importa conocer la postura oficial de la Iglesia. En una reunión de la Conferencia Episcopal de Cataluña celebrada el 11 de mayo, los 12 obispos presentes dicen en el acta “haber dedicado una larga reflexión al momento presente de nuestro país”, como fruto de la cual sale de una “Nota” publicada conjuntamente con el Acta.

         Los obispos dicen: “creemos humildemente que conviene que sean escuchadas las legítimas aspiraciones del pueblo catalán”, frase ambigua que hace titular sesgadamente al derechista “Libertad Digital”: “Los obispos catalanes abogan por el referéndum” –palabra no mencionada explícitamente-, añadiendo además que “se suman a las principales tesis del independentismo”. Pero los obispos dicen también que hablan “desde el respeto por las diversas sensibilidades que se van expresando” y, más concretamente, afirman directamente que “defendemos la legitimidad moral de todas las opciones políticas que se basen en el respeto de la dignidad inalienable de las personas y de los pueblos y que busquen con justicia la paz y la justicia”, un párrafo que también genera cierta ambigüedad. Lo central de la Nota, con todo, está en fomentar y promover la “cultura del diálogo”: “nos sentimos urgidos a reclamar de todos los ciudadanos el espíritu de pacto y de entendimiento que conforma nuestro talante más característico”. La “cultura del diálogo” es una frase del papa Francisco, del que también toman la sentencia introductoria: “Ser pastores significa caminar delante, en medio y detrás del rebaño”.

         Los obispos, pues, mantienen una postura equidistante, tal vez la única posible en aquel contexto, pero que, vista desde fuera de Cataluña, se queda un poco corta, sabe a poco.


         Cardenal Omella
         El Arzobispo de Barcelona y recién nombrado cardenal, J.J.Omella, en la homilía pronunciada la fiesta de San Jorge ante el Presidente de la Generalitat y todas la autoridades catalanas, sin entrar a juzgar a unos y a otros, sin apoyar ni negarse a la opción independentista, se mantiene también en la prudente equidistancia. Pidió por todos los que tienen responsabilidad pública “para que vivan más en coherencia con lo que son, con lo que configura sus vidas y con un gran respeto a los demás” y, fijándose en la lanza de San Jorge, añadió: “Esto no significa que se tenga que ir con la lanza en la mano atacando a los otros, sino que indica la imperiosa necesidad de luchar contra el dragón, que es el diablo, el padre de la división, lo que divide, lo que quiere romper la comunión”.

         El conflicto es demasiado fuerte como para entenderlo desde fuera. Respeto, pero no comprendo.