lunes, 30 de septiembre de 2013

Reflexiones rápidas sobre la procesión Mater Dei

          Asistí en la Plaza del Obispo, en un lugar privilegiado y por circunstancias que no hacen al caso, a la magna procesión Mater Dei, celebrada en Málaga el sábado 28 de septiembre por la tarde. El largo desarrollo de la misma, bastante más de dos horas, me invitó ha hacer algunas reflexiones que ahora comparto:
           1. Explosión desmesurada. La primera impresión recibida es la de la auténtica explosión popular que desencadenó el acto. Las tribunas instaladas en la Plaza del Obispo y en las calles adyacentes estaban del todo rebosantes. Por las fotos aparecidas después en la prensa, he visto que las calles del recorrido estaban también estallantes. Larios era todo un espectáculo desbordante. Toda esta desmesura de público me plantea la principal pregunta de la tarde, ¿por qué tanta afluencia de público?, ¿a qué obedece este fenómeno? 
         2. Hondura. El haber contemplado tan de cerca el desfile completo, me permite valorar la hondura que en desfile se percibía. La impresión producida por la concentración y la intensidad de los gestos de los numerosísimos hombres de trono era tal vez la más fuerte. Pero todos los participantes desfilaban también con seriedad ejemplar. Entre el público tan numeroso supongo que habría una variedad grande de sentimientos, más o menos intensos. A mi alrededor, percibí atención y hasta devoción en muchos casos. 
         3. Colorismo. No se puede negar que el conjunto era de un gran colorismo, constituyendo todo el fenómeno un gran y majestuoso espectáculo. El oscuro dominante en los trajes tanto masculinos como femeninos ofrecía contraste con el colorido de los estandandartes, de las flores y de las velas, del oro y variedad de todo el conjunto de los tronos. El olor de los nardos era embriagador. Todos los sentidos recibían impactos fuertes con los distintos elementos del desfile procesional.
         4. La fuerza de lo popular. Lo que más me impresionó es el entusiasmo que se veía palpable en la multitud. ¿Cómo se explica la atracción ejercida sobre los hombres de trono para el mayúsculo esfuerzo físico desplegado en una procesión como ésta, con un gran peso encima, en posturas exageradamente incómodas, con fidelidad extrema en los modales, en el vestuario, en la obediencia total a la campana y a la voz del mayordomo y de los capataces? ¿Qué explica que a todo esto se sometan jóvenes y hombres hechos y derechos, de muy diversa extracción social, incluso de muy diferentes conexión eclesial? Los numerosos integrantes del desfile, ¿por qué se sienten atraídos para participar activamente, con el cirio o los estandartes a cuesta, en una ceremonia tan extensa? Y toda la masa inmensa de los espectadores, ¿por qué acuden?, ¿qué les mueve a abandonar la comodidad de la casa para esperar horas al paso del desfile? La imperiosa fuerza del pueblo, de los participantes activos y de los espectadores, es el impacto más fuerte de esta magna procesión. La motivación, las respuestas a todas estas preguntas y a las que al principio dejé abierta, se podrán tal vez discutir: pero la fuerza del fenómeno resulta en todo caso indudable.
          5. Contraste de lo popular y de lo eclesial. Las personas más cercanas a la Iglesia no siempre entienden la fuerza popular de fenómenos de este tipo. Pueden no comprender, y hasta puede surtir incluso el escándalo y hasta la protesta, de que estas personas y estas masas se sientan motivadas para tomar parte en estas manifestaciones, y no para participar en los actos más directamente eclesiales, para asistir a la Eucaristía dominical o para intervenir consciente y activamente en los restantes sacramentos de la Iglesia. En este caso, el contraste estaba centrado entre la afición cofradiera -"Semana Santa en otoño", titulaba un periódico- y la vinculación eclesial más estricta, ni siquiera muy numerosamente activa en toda la manifestación producida. El contraste resultaba muy patente.
          6. Agrupación de Cofradías. La Iglesia oficial en este caso ha tenido el acierto de confiar del todo y hermanarse fraternalmente con la Agrupación de Cofradías, la asociación eclesial que se ha encargado directamente de toda la organización de la Mater Dei. La colaboración ha funcionado bien hace meses y la presidencia final del obispo ha refrendado la participación estrecha entre ambas instituciones. La Agrupación, con todo, ha demostrado una madurez y un poderío que le avala sobradamente para cualquier oro tipo de manifestación en la que se pueda embarcar. El enlace entre los valores eclesiales más auténticos y el dinamismo fuerte semanasantero ha funcionado ejemplarmente en este caso. 
         7. Contenido teológico. Una persona perteneciente al mundo de la Semana Santa me decía al final del acto: "Todo me ha gustado mucho, aunque reconozco que ha habido un aire al que nosotros no estamos acostumbrados". Efectivamente, el acto estuvo todo construido desde un fundamento teológico riguroso, con una selección de las siete imágenes participantes no en función de su popularidad sino de la afinidad con el contenido sólidamente teológico que se quiso dar a toda la manifestación, una detallada exposición y desarrollo del "camino de la fe de María", cerrando así prácticamente el "Año de la Fe" que ha estado la Iglesia celebrando. Toda la masa participante en el acto no habrá penetrado hasta el fondo de la riqueza teológica que ha inspirado las oraciones y lecturas -¡muy bien preparadas!- y la organización completa del acto, pero este contenido se ha ofrecido a todos para que cada cual mastique y saboree lo que haya cabido en su boca. 

         La asistencia al acto ha merecido la pena. Penetrar el sentido de una manifestación popular no resulta tarea fácil. Tal vez puedan ayudar para ello esta rápidas y sencillas reflexiones, expuestas para que puedan ser refrendadas o discutidas por los que quieran entrar en el tema. 
   

lunes, 23 de septiembre de 2013

FRANCISCO, LANZADO Y REFLEXIVO

         Los últimos días, el Papa Francisco está siendo de constante actualidad. Tras el viaje trepidante a Brasil, tuvo el arrojo de responder a las preguntas del Director ateo del diario La Republica, se embarcó plenamente en defensa de la paz frente a los dirigentes más poderosos de la tierra y, en esta última semana, descubrió sus más hondas intimidades en el largo diálogo con el jesuita Antonio Spaldaro para las revistas culturales de la Compañía de Jesús. Una auténtica carrera de obstáculos, resulta con mucha agilidad y soltura. Y continúa cada día, como en su discurso de ayer sobre el dinero en Cagliari...
         En la larga entrevista ahora concedida -27 páginas, con un auténtico desnudamiento respecto a su persona y en relación a sus proyectos-, habla mucho del "discernimiento", un término plenamente ignaciano que intenta descubrir lo que el Vaticano II describió como los "signos de los tiempos", un camino para descubrir la voluntad de Dios en el contexto diario de la vida: "el discernimiento en el Señor, dice Francisco, me guía en mi modo de gobernar". 
         Lo que más me llama la atención en toda la exposición del Papa es que no habla desde la teoría, desde lo averiguado en el estudio, sino desde la vivencia, desde lo que ha extraído desde su reflexión sobre la vida. Hablando de la Compañía de Jesús, afirma que sólo se puede explicar "de forma narrativa"; esto es, no desde "la explicación filosófica o teológica", en las que dice que siempre "se puede discutir", sino desde la "reflexión sobre el proceso", desde el discernimiento sobre la realidad concreta, que permitirá entrever algún tipo de solución pero no el descubrimiento de la verdad completa. Por esto dice que el jesuita debe ser un "hombre de pensamiento incompleto, de pensamiento siempre abierto". 
         No habla de lo que sabe por el estudio, sino de lo que ha experimentado -discernido- en el transcurso de su historia personal. Esto resulta posible porque es un hombre de profunda oración personal. Lo que alaba del P. Arrupe -ser un hombre de oración- lo tiene él también personalmente. La parte más emotiva y jugosa de su entrevista es la que habla de la forma que tiene él de orar. Dice que tiene una "oración memoriosa, llena de memoria, de recuerdos, de mi historia y de lo que Dios ha hecho en la Iglesia". Principalmente de la oración es lo que da retranca a su vida, la que le permite no ser víctima de los primeros impulsos sino de lo que la reflexión ante Dios y con Dios le ilumina.
         El mejor retrato de conjunto del Papa Francisco, de la personalidad rica que toda la larga entrevista ayuda tanto a desvelar, tal vez esté en los rasgos que él da de la personalidad del Beato Fabro, el santo que él se propone como modelo: "diálogo con todos, incluso con los más lejanos y con los adversarios; la piedad sencilla, incluso con cierta ingenuidad; la disponibilidad inmediata, el atento discernimiento interior; el hecho de ser hombre de grandes y fuertes decisiones y, al mismo tiempo, capaz de ser muy dulce, muy dulce...".
         El Papa Francisco, un hombre del que cada día descubrimos nuevas facetas, un misterio aún no descubierto del todo y que todavía no puede deparar muchas sorpresas.

lunes, 16 de septiembre de 2013

REINICIO, CON NUEVA MIRADA A SIRIA

         La información sobre Siria está ya siendo tan abundante y tan difícil de interpretar que existe el riesgo de la saturación: dejar de interesarse sobre el tema, por considerarlo impenetrable o inabarcable.
      Personalmente, me ha sorprendido la valentía del Papa Francisco, al atacar directamente el enfrentamiento radical prometido abiertamente por Obama: se ha empleado a fondo, pidiendo los recursos espirituales de la oración y el ayuno pero empleando al mismo tiempo todos los recursos humanos diplomaticos (carta personal a los directivos del G 20, convocatoria a todos los embajadores ante la Santa Sede) para intentar detener la ofensiva de Obama. Después de todo este esfuerzo del Papa -post hoc, sin que se pueda concluir que propter hoc-, se ha logrado un acuerdo Estados Unidos-Rusia, que difiere al menos el tan temido estallido bélico.
       Antes de la interrupción veraniega de Tras mi vidriera, el 13 dejunio pasado, formulé ya la pregunta de ¿Qué está pasando en Siria? El interrogante está cada vez más abierto.  
         Me ha admirado el lúcido artículo de Rafael Argullol (profesor de Estética en la Pompeu Fabra, catalana, EL PAÍS del 1 septiembre pasado), en el que, tras referir recuerdos personales recogidos directamente en Siria de tolerancia por parte de guías musulmanes y católicos, de taxistas y catedráticos, incluye dos impresonantes conclusiones: 1) "La información sobre aquel país -un volcán político y militar, pero también una filigrana espiritual- ha sido, por lo general, desoladoramente superficial y maniquea: nadie se atreve a introducir el punto de vista de la complejidad, el único que nos podría ofrecer una real aproximación a la realidad siria".  2) "En los dos últimos años, he seguido con mucha atención las noticias procedentes de siria, sin lograr formarme una idea medianamente coherente de lo que ocurre... Me disgusta no poder tener una idea nítida de lo que actualmente acontence en Siria". El temor del autor, que da título al artículo es que, en Siria, " el patrimonio del espíritu se convierta en mero botín de guerra". 
         Un power point, que circula estos días por la red, presenta Lo que no conocemos de Siria, una serie de fotografías sobre el desarrollo, la riqueza cultural y el colorido folklore de este pueblo, para mí ciertamente sorprendentes. 
         Hay que mirar de nuevo a este país, hay que seguir interesándose por la realidad enigmática de Siria, cuyos secretos nos irán desvelando poco a poco los hechos, más allá de las informaciones torcidas.