viernes, 30 de octubre de 2015

VEJEZ Y COMPRENSIONES MUY DIFÍCILES

         vejez prematura | Sentirse bien es facilisimo.comEl primer inconveniente de la vejez tal vez sea el comenzar a no entender lo que ocurre al rededor. No es sólo que ya no se domina la informática o se desconoce el nombre de los cantantes o de las figuras del glamour, sino que no se comprende lo que parece que los demás sí entienden, o al menos no les llama particularmente la atención. Esta falta de comprensión plena del contexto             -político, social, deportivo, religioso...-  va produciendo el aislamiento más característico de la vejez.

         Un comportamiento humano que cada vez entiendo menos es el de gran parte de la población catalana. En este sentido, importa menos que la opinión de muchos alcance al 51% o sólo al 48%, de que sea sólo mayoría de escaños y no consiga rigurosamente la de los votos, pues no se trata de dictaminar el procedimiento para que las decisiones resulten democráticas. Lo que me impresiona y no comprendo es que un número tan elevado de personas catalanas -un pueblo en general culto y desarrollado, una sociedad próspera en casi todos los sentidos, una población no fácil de ser engañada- tengan un parecer unánime a favor de una independencia, que para los no catalanes resulta tan improcedente. Particularmente me resulta menos comprensible la opinión de las personas catalanas religiosas, de la gente de Iglesia, a muchas de las cuales conozco personalmente y a las que valoro mucho en múltiples aspectos, pues me consta que entre los sectores eclesiales también resulta mayoritario el parecer político que yo no logro entender: hace ya meses se hizo público una manifiesto de adhesión al proceso catalán de una larga lista de instituciones eclesiásticas de aquella región, a muchas de de las cuales conocía bien y a algunas las valoraba muy sinceramente. El no comprender el parecer y el comportamiento de personas muy valoradas me produce una gran desazón y el sentirse tan lejos de la opinión de prácticamente la mitad del pueblo catalán me impresiona mucho... y no sé si atribuirlo a una clara manifestación de la creciente vejez.

          Otro comportamiento que no entiendo es el de que llevan la crítica hasta extremos que no tienen explicación lógica o que no poseen viabilidad práctica. Se dio este fenómeno de forma clamorosa cuando los indignados inundaron establemente muchas plazas urbanas de España para criticar lo inevitable y a solicitar lo imposible. Protestar contra la corrupción o demandar la intervención del pueblo en las decisiones resultan aspiraciones muy explicables y hasta radicalmente nobles, pero hacerlo de espaldas a la realidad y desconociendo las dificultades prácticas que estas aspiraciones conllevan es manifestación de un comportamiento que no acabo de comprender. Situarse en contra de una ley o de una autoridad podrá incluso justificarse en algún caso extremo, pero hacerlo sitemática y colectivamente conduce inevitablemente al caos y provoca unos comportamientos descaradamente injustificables. Por esta razón, no logro comprender muchas veces los planteamientos que subyacen a las declaraciones del ya Partido Podemos, sin que todavía tenga prácticamente este Partido una experiencia real de gobierno que contraste con la realidad lo manifestado hasta ahora sólo como formulación de deseos. La reciente propuesta de Manifiesto de los independentistas en el Parlamento catalán está cargada de aspiraciones imposibles para una consideración ajena a sus exclusivos planteamientos.

          Las utopías resultan bellas, pero para no ser sólo inconsistentes pompas de jabón  hay que formularlas de forma que puedan convertirse también en realidades. Las aspiraciones provenientes de sentimientos -no crear muros desde los sentimientos, creo que ha dicho el Rey estos días- deben buscar también los fundamentos más sólidos de la razón y de la viabilidad.

          No conozco bien la filosofía más reciente y no sé muy bien lo que se quiere decir cuando se habla de pensamiento débil, de defender posturas inestables y susceptibles de todo cambio. Esto defiendo yo pero estoy dispuesto a decir también lo contrario, es la postura abiertamente sofista que puede estar detrás de muchos planteamientos actuales.
Foto VEJEZ El no comprender muchas cosas actuales puede provenir del acercamiento a la vejez, pero puede tal vez estar también originado porque existen comportamientos que son menos justificables. No resulta fácil discernir cuando la incomprensión de un hecho o de una opinión proviene de la vejez del que reflexiona o cuando está justificada por de la misma naturaleza inexplicable del hecho que se está analizando. La humildad y la capacidad de diálogo puede ayudar mucho en estos procesos, sin llegar a una ingenua postura relativista que afirme que todo resulta defendible. La verdad existe, pero la captación de la misma siempre es personal y discutible. Amor a la verdad y acercamiento a las posturas discordantes sería la postura más humana y deseable. ¿Algo imposible?

       

       

domingo, 18 de octubre de 2015

Salvación-Condenación y Plenitud cristiana


           El principio "fuera de la Iglesia no hay salvación" es muy fácil no comprenderlo bien y ayuda muy poco a entender actualmente la actividad misionera de la Iglesia.

     Este principio se basaba en las antiguas concepciones de la salvación completamente heterónomas, según las cuales Jesucristo había conseguido la salvación de la humanidad aplacando con su muerte la ira del Padre, muy enfadado por el pecado de los hombres. Esta forma de entender la salvación no se puede ya mantener en pié -el enfado o indignación de Dios es hasta blasfemo, según precisó muy acertadamente  Shillebeeckv- y desenfoca radicalmente el sentido que puede tener en la Iglesia católica el esfuerzo misionero.

          La salvación no es sólo el arreglo de la situación originada por el pecado, sino que es además y más bien la posibilitación para el hombre de la situación soñada  para  él  por  el mismo Dios. 
Misioneros de la misericordia

          En este sentido, ha dicho Olegario González de Cardedal que la creación -tras la cual vino también el pecado- es sólo el prólogo o el anteproyecto de la consecución o realización completa del proyecto que supuso la redención y la encarnación de Jesús. Jesús nos salva porque nos trae y nos manifiesta el amor y la misericordia del Padre y, teniendo esto en cuenta, nos salva con toda su vida y no sólo con su muerte dolorosa en la cruz. La salvación abre al hombre a la plenitud del amor de Dios, que ya se manifestó al crearnos y que se muestra definitivamente cuando Jesús nos indica que podemos llamar a Dios padre, porque Él es enteramente amor hacia los hombres. 

          El esfuerzo misionero de la Iglesia católica fundamentalmente no se dirige a impedir que los hombres y mujeres se condenen porque están fuera de la Iglesia, de esta forma concebida como único cauce para la salvación de Dios. La obligación que tiene la Iglesia de mantener la actividad misionera se deriva del mandato de Jesús de llevar la fe a todos los pueblos, de posibilitar a todos los hombres el acceso al amor misericordioso de Dios, de abrir cauces para que todos puedan participar de forma más plena de la situación que Dios desea para toda la humanidad. El ingreso en la Iglesia católica -el bautismo- el es medio ideal que se ofrece a todos pero no es el camino único e indispensable, porque en otras confesiones religiosas e incluso en situaciones de aparente no-fe puede también darse la radical buena voluntad humana y la adecuación rigurosa a las exigencias de la buena conciencia personal que posibilitan la aceptación de Dios y el acceso a su universal misericordia.  

         Esta pequeña reflexión viene a cuento con la celebración del día del DOMUND, la jornada que la Iglesia dedica a que consideremos la vocación misionera de todos los creyentes en Jesucristo, a que dediquemos una mirada a ver la obligación misionera de la Iglesia y la repercusión que esto tiene en nuestra propia concepción de la participación en la fe cristiana. El lema de la jornada de este año es Misioneros de la Misericordia, porque lo que los misioneros anuncia es la misericordia universal de Dios nuestro padre (no la consecución, por el medio totalmente imprescindible del bautismo, de de la liberación de una condena que Dios de ninguna manera quiere para toda la humanidad).

         La significación del DOMUND, y de la actividad misionera de la Iglesia, no es negativa (=liberarnos de una cosa mala), sino radicalmente positiva (=ofrecernos el acceso a la plenitud del amor de Dios). Un intento positivo que se convierte en obligación personal para todo el que esté convencido de que Dios es bueno y quiere lo mejor para todos los hombres. Los misioneros son los heroicos heraldos de esta gran y consoladora verdad.

lunes, 5 de octubre de 2015

Muerte de un cura rociero, P. Quevedo sj

          Me obliga, casi, a reabrir el blog la muerte del P. Quevedo. Todo el verano he estado sin colocarme "Tras la vidriera", cogido por otras ocupaciones que me han impedido el sosiego de la observación serena de lo que ocurre a mi alrededor, la mirada tranquila al mundo exterior con todo su variopinto acontecer.
          ¿Por qué la muerte del P. Quevedo invita a la reflexión?
          Inicio este pequeño comentario cuando la primera efervescencia de su muerte ya ha pasado, cuando los muchos que le conocían en el mundo rociero han expresado sus pesares, cuando ya incluso se le ha celebrado su entierro en la Málaga que le vio nacer y a la que ha vuelto justo para morir.
        El mundo rociero ya no es tan reducido -son 110 Hermandades, provenientes no sólo del contexto andaluz sino de otras partes de España e incluso de algunos lugares del extranjero-, pero sí es un mundo cerrado y distante de los que no están metidos en su interior. Sin embargo, el personaje ahora desparecido del P. Quevedo creo merece una consideración también desde fuera del contexto rociero.
         José González de Quevedo Álvarez ha sido un jesuita que unía los contrarios de ser totalmente igual a los demás, por una parte, y de reunir también, por otra parte, características personales enteramente singulares.
         Normal, porque fue un joven malagueño que a los 18 años ya  entró en la Compañía de Jesús y que luego recorrió los casi 20 años de su larga  formación por los caminos y en los lugares más convencionales, sin salidas al extranjero y sin distinguirse en nada del camino ordinario de todos los jesuita. Su trabajo principal ha sido el ser  más de 20 años misionero popular, una tarea muy pegada a la tierra, muy en contacto con los pueblos y con las personas de todos los niveles sociales, auténtico pararrayos de corrientes eléctricas muy diversas. Cuando perdió la visión de un ojo y los médicos le obligaron a retirarse de la dura tarea de las misiones populares, retuvo siempre su condición de gran predicador, ocupando la cátedra sagrada en todas las actividades eclesiales más diversas. Hasta aquí lo normal y convencional de su vida, aunque su larguísimo periodo de contacto estrecho con el pueblo en las misiones populares le depararían seguramente experiencias muy ricas para lo que fue su vida singular y atípica.
         Lo original de su vida es lo a fondo que se metió en el mundo rociero, como predicador incansable de novenas, quinarios y triduos de los cultos de las Hermandades rocieras, como pregonero muy frecuente anunciando las fiestas y como capellán extraordinario haciendo el "camino" con múltiples Hermandades (sobre todo, con Sanlucar de Barrameda, a través de Coto Doñana) y presente casi todos los domingos en la aldea del Rocío para acompañar y ayudar sacerdotalmente en la visita anual extraordinaria de cada Hermandad a la Virgen del Rocío. Su presencia en todo esto era total, calzando los botos y vistiendo de corto en la Romería, luciendo incluso en las piernas los caireles de plata, como alguna vez le vi cuando era más joven. Lo más singular, con todo, de su trayectoria rociera, por ser un poeta innato y un cantaor aficionado, es haber sido el autor de innumerables letras de las sevillanas rocieras, algunas de las más populares de cuantas se cantan en el Rocío -yo le digo a la Virgen, poemas- y muchas cantadas por los intérpretes más famosos del cante de las sevillanas.
          Vida normal y rasgos singulares, unidos en una misma persona. Como casi todas las manifestaciones de la religiosidad popular de la que fue un gran protagonista, contando con el caluroso y entusiasta aplauso de los convencidos -a su entierro acudió mucha gente de toda Andalucía- y acreedor también de la incomprensión y minusvaloración de los que no logran siquiera entender los entresijos y la idiosingracia de este tipo de religiosidad.
          Ha muerto como un cristiano, con plena conciencia de su enfermedad y sin olvidar su devoción rociera: AHORA VOY A VER AL FIN LA CARA DE LA VIRGEN, dijo a solas a su Superior cuando el médico le confirmó el cáncer mortal. Con la muerte no se juega, es la hora de la verdad. Descanse en paz.