jueves, 25 de diciembre de 2014

Se viene y se va, una NAVIDAD en paz

         Una cuña de un canal de TV -la Sexta- me ha impresionado este año. Venía a decir que "si estás harto de la Navidad, aquí estamos para acompañarte y entretenerte". La televisión presentada como un medio de liberarse del auténtico aluvión navideño de estos días.

          Hay gente que está harta de la Navidad, que no la aguanta. Los motivos son múltiples -rechazo a todo lo que la Navidad pueda significar, evocación de motivos tristes...-, pero el resultado es que se produce un rechazo a todo lo que pueda oler a la Navidad, a todos los motivos y celebraciones navideñas. Son las personas que pasan de la Navidad, que no quieren nada con ella.

          Suelo fijarme cada año en los extraordinarios de los periódicos centrados en la Navidad, y me sorprende cada vez más el afán claramente premeditado por omitir cualquier imagen o motivo que pueda estar relacionado con lo religioso. Estos extraordinarios, los periódicos se ven obligados hacerlos, porque alrededor de estos días navideños abunda mucho ese bien tan escaso que es ahora la publicidad y ningún medio puede ahora perder la oportunidad de hacer caja con estos recursos publicitarios. Pero el resultado es que se elaboran unas páginas repletas de anuncios de posibles regalos, de toda clase de alimentos, de perfumes y joyas, todo lo más con estrellitas y guirnaldas o con enanos y renos, pero sin nada que se relacione con el portal del Belén o con las imágenes de la Sagrada Familia. 

          Fenómenos parecidos se produce con los adornos y las iluminaciones navideñas de las calles, que los Ayuntamientos más laicos pretenden eliminar o disminuir y que todos los que hacen algo en este sentido lo llevan a cabo eliminando por completo los motivos religioso. Se emplean motivos decorativos de una Navidad desprovista de elementos religiosos. 

        La sociedad actual se encuentra actualmente abocada a celebrar con el mayor fasto posible la Navidad, pero convirtiéndola en una fiesta no religiosa sino laica. Es como celebrar una boda sin novios o una bautizo sin niño al que echarle el agua. Lo que dio origen a la celebración de la Navidad, la conmemoración del nacimiento de Jesús, se oculta y queda una fiesta que no se sabe por qué se celebra.

        Como consecuencia ha venido el buscar una serie de motivos que puedan justificar la celebración de la Navidad, convirtiéndola en una fiesta familiar o en reuniones de compañerismo o amistad. Las comidas de empresa o la entrega en estos días de regalos son manifestaciones de esta derivación laica de la Navidad. Nada malo, algo incluso hermoso y bueno, pero alejado de lo que estuvo en el origen de la celebración de la Navidad. 

           El secularismo, así, queda enfrentado con la religiosidad. La Navidad se convierte en el campo de batalla de dos tendencias que, polarizadas, tienden a convertirse en contradictorias. Como también ocurre en otros campos, la exageración no conduce a nada. La secularización completa de la Navidad ni tiene sentido ni resulta casi posible. Pero tampoco tiene ya mucho sentido olvidar las connotaciones laicas de la Navidad y pretender convertirla en una celebración exclusivamente religiosa. La Navidad es actualmente un fenómeno múltiple, en el que convergen todas las posibles cosmovisiones. Ninguna tendencia es sensato que pretenda la exclusividad en la interpretación o en el estilo de celebrar la fiesta.

          La interpretación más completa de la Navidad es la más procedente. El que contempla y participa de su sentido religioso, el que comprende la Navidad como celebración por el Nacimiento de Jesús, entiende incluso mejor los efectos que todos, con más o menos coherencia, derivan de la Navidad: Paz, Alegría, Amor, Felicidad. Es la buena nueva del Nacimiento de Jesús la que explica mejor todas esta connotaciones de la Navidad. El que vive la dimensión religiosa de la Navidad debe agradecerlo -la fe siempre es un don-, pero sin llegar a caer en la visión fundamentalista de que sólo el que tiene la visión religiosa tiene derecho a celebrar la Navidad o es el único que la celebra adecuadamente.

          Si la Paz es el fruto de la Navidad que fue anunciado por el ángel a los pastores, debemos todos vivir en paz la Navidad, sin pretender marginarla o huir de ella y sin caer tampoco en interpretaciones maximalistas y excluyentes.Vivamos todos en paz la Navidad.



lunes, 15 de diciembre de 2014

¿TRANGREDIR LA LEY? Difíciles coyunturas actuales

                     Me ha impactado mucho una afirmación del gran profesor de moral de la Facultad de Teología de Granada, Eduardo López Azpitarte, que, desde la cima de sus 82 años, con una veintena de libros y cientos de artículos escritos, confiesa en una recientísima entrevista: Cada día estoy más convencido de que todo progreso ha sido consecuencia de ciertas transgresiones (ir un poco más allá de lo que marca la ley) (Vida Nueva, nº 2.920 de la primera semana de Diciembre, página 33).

               El tema es vital para la interpretación de lo que está ocurriendo en el mundo actual. La frontera de la ley, ¿se presenta como infranqueable, como inasaltable e imposible de ser traspasada, o se dejan resquicios por donde se pueda traspasar de alguna manera o en algunas ocasiones? El cumplimiento o no de lo establecido se presenta como el gran interrogante para interpretar la actualidad en muchas circunstancias actuales. Según el pensamiento teológico paulino, el mero cumplimiento de la ley no es lo importante, no justifica, sino la intención, el amor que se ponga en el cumplimiento.

               Sin tener que recordar ya la ruptura del sistema legal y democrático hecha en su día por Franco, el viejo tema filosófico del tiranicidio, de la muerte violenta del tirano, se ha vuelto a recordar de nuevo cuando las masas han atentado contra sus gobernantes y los han destronado por la fuerza en Tunez, Égipto, en Libia; o cuando las masas traspasaron también las leyes, alterando recalcitrantemente las calles con los movimientos de los descontentos de España, Brasil, Estados Unidos o Honk Kong.

               La insumisión contra la ley se nos ha hecho más cercana cuando los catalanes han querido llevar adelante su derecho a hablar hasta márgenes no permitidos por la Constitución española, o cuando se le pide diálogo al gobernante español en temas prohibidos por la ley suprema del país. De forma  sorprendente, en estos días se está reivindicando la autoría, la principal participación, en la transgresión clara de ley que supuso el organizar una manifestación en España en la jornada de silencio previa a unas elecciones: es la vanagloria y el orgullo, después de años, por un hecho que fue descaradamente ilegal.

               El tema de la insumisión ante la ley está continuamente bordeado por el emergente y ya partido político Podemos, que nace de los descontentos infractores de las leyes urbanas y que plantea todavía programas transgresores de la ley como el no pago de la deuda establecida por las leyes actuales, o el constante calificativo despectivo de casta a los partidos democrática y legalmente establecidos, aunque es verdad que la transformación en partido político de este grupo lo introduce en el sistema (la casta, según su lenguaje) abriendo así una serie de complicados interrogantes sobre su futuro.

               Los ejemplos se podrían multiplicar. Pero los aportados son ya suficientes para captar la importancia que sigue teniendo en nuestra sociedad el establecimiento o no de infranqueable fronteras en el cumplimiento de la ley establecida.

               Es cierto que todos los casos no son iguales y que el discernimiento puede convertir en diferentes los diagnósticos de la situaciones establecidas.  El mismo López Azpitarte establece en su entrevista una luminosa distinción entre la tolerancia civil de un hecho y su aprobación moral, sabiendo que no todo lo permitido legalmente es también lícito desde el punto de vista ético. Pero esto agudiza aún más el problema cuando la puerta se mantiene ocasionalmente abierta a una posible transgresión. Es más, cuando en el campo estrictamente religioso este profesor añade: Sería una pérdida para la Iglesia y para todos que desaparecieran los cristianos incómodos, que han posibilitado seguir adelante.

               El problema no tiene ni fácil ni universal solución. Habrá que mantener despierta una sensibilidad ética y moral de muchos quilates para poder opinar y orientarse ante transgresiones que los unos y los otros alabarán o criticarán, según sus propias conveniencias y según los pareceres que cada cual tenga como inamovibles. La transgresión de la ley, desde luego, no es el camino fácil, permitido sin más y en todas las ocasiones. El engaño –a uno mismo o a los demás- nunca resultará ético, la equivocación será siempre posible en el primer diagnóstico que se haga de la situación, el acierto justo se mantendrá como el horizonte utópico al que en todo caso habrá siempre que aspirar. Retos difíciles de la coyuntura actual.


viernes, 5 de diciembre de 2014

El TORCAL, un microcosmo insólito


Monumentos de piedra
     Desde siempre había oído hablar del Torcal de Antequera, pero hasta hace muy pocos días no he podido comprobar personalmente lo insólito que resulta este paraje. La visita directa al Torcal me ha resultado muy digna de ser destacada.
 
         El Torcal se encuentra a algo menos de una hora de Málaga, dentro del término municipal de Antequera aunque con ciertas partes también pertenecientes a una población mucho más reducida, Villanueva de la Concepción. Es un espacio cerrado, en lo alto de unas montañas, uniendo en su paisaje de forma intensa la piedra y el verde de la vegetación. De la carretera que une Villanueva de la Concepción con Antequera nace una sucursal que conduce directamente al recinto estricto del Torcal. El aparcamiento allí existente es amplio, pero resulta muchas veces insuficiente, por lo que en ocasiones los automóviles tienen que quedarse en un gran espacio habilitado en el origen de la carretera sucursal, desde el que unos autobuses conducen a los visitantes hasta lo alto de la montaña. Hay allí en lo alto un Centro del Visitante, con restaurante y tienda de regalos, que facilitan mucho los tiempos anteriores y posteriores a la visita.
         
Entre piedras y árboles
          Para visitar el recinto hay dos itinerarios -verde y amarillo- , siendo el más largo una prolongación mucho más ampliada y completa del circuito más corto, que sólo penetra en una primera parte del territorio. Todo el recorrido, en la primera y en la segunda parte, no es por una carretera, ni siquiera por un camino bien trazado y de firme continuo, sino por unos senderos abruptos, muy bien definidos y hasta rupestremente señalizados pero que discurren entre rocas y árboles, en contacto muy directo con la estructura enteramente original del paraje.
 
          Lo que más domina es la roca, en el panorama cambiante que se va presentando ante la mirada a lo largo del camino y en los bordes mismos del sendero, en momentos circundando y abrazando del todo al caminante. Las rocas sirven también para apoyarse, para salir adelante al trepar de unos lados para otros, estando las más cercanas brillantes y pulidas por todas las manos que los continuos visitantes han posado sobre ellas.
 
         Dicen las guías y el wikipedia que se trata de un "paisaje kárstico", un tecnicismo geológico que se refiere a la modalidad de las rocas que circundan el camino y dominan todo el paisaje. Son "dolinas o torcas" -de ahí el nombre de Torcal-, que, según las guías, son rocas calizas "con más de 150 millones de años, formadas por sedimentos marinos muy sensibles a la erosión, a las que la acción lenta pero continuada de la lluvia, la nieve y el viento han azotado continuamente hasta moldear este característico paisaje". Más allá de los tecnicismos, son rocas de todos los tamaños, formando figuras sencillas en unos casos pero en otros casos gigantes y fantasmales, auténticos monumentos en ocasiones y barreras lejanas y ciclópeas  en otros casos. Camina uno como por una ciudad de ensueño, rodeado de figuras rocosas que desbordan realmente todas las capacidades que el más imaginativo pueda soñar.
 

           La fauna y la flora del paisaje son también del todo singulares. Sorprende mucho divisar, saltando de roca en roca, cabras monteses, que son animales muy ariscos y salvajes en otros contextos pero  que en este lugar se mantienen incluso muy cercanas a los paseantes. Se pueden encontrar además otros animales salvajes, como el buitre leonardo, el búho real, el zorro o la comadreja. La flora es también muy variada -encinas, arces, quejigos, serbales, plantas muy diversas-, salpicando frecuentemente de verde el paisaje grisáceo de las rocas.   



Cabras monteses


          El conjunto del Torcal es, en un espacio no excesivamente grande - 2180.0  ha. -, un auténtico microcosmo, en el que uno se zambulle en un paisaje del todo original, dominando por las rocas y por el verde, que despierta la imaginación hasta concebir todos los sueños. La visita al Torcal merece sobradamente la pena.