sábado, 29 de diciembre de 2018

Acaba de morir Amos Oz: Escribió sobre el humor y el fanatismo

 Acaba de morir Amos Oz, y reproduzco ahora lo que escribí aquí sobre él el 15 mayo 2018


Vi un titular, y me entusiasmé: "No he visto nunca un fanático con sentido del humor". No recordaba conocer al autor que dijo esta frase, pero al verla pensé que merecía un comentario. Con el recurrente e invasivo tema catalán como trasfondo, la frase ofrecía una opinión muy sugerente: seguramente el humor podría ofrecer un resquicio de salida al fanatismo, que tanto distancia a unos de otros.

Autor muy conocido
El entrevistado (Babelia, 12 Mayo 2018) que dijo la frase "Nunca he visto in fanático con sentido del humor" resulta que es un escritor famoso, Amos Oz, tal vez el autor más conocido de la literatura hebrea israelí actual, con más de una veintena de libros publicados y casi todos traducidos al castellano. Este autor ha recibido importantes premios en diversos países, entre ellos el español Principe de Asturias de las Letras, en 2007.
Ha cultivado casi todos los géneros, pero nacido en 1939, ahora con 79 años, reconoce humildemente que ya no tiene edad para escribir más novelas: "Mi salud ya no me permite viajar con la imaginación". De su propia biografía arranca la preocupación que actualmente más le preocupa. Su último libro, Mis queridos fanáticos, lo publica casi como un legado o testamento: "He concentrado lo que he aprendido en la vida, pero no de una manera abstracta, sino como un cuento. Se lo he dedicado a mis nietos". Habrá que intentar leer este libro.

Llegar a la condena del fanatismo no es tarea fácil en Israel. La entrevista (bien realizada por J.C. Sanz) resalta bien su trayectoria. Nació en un barrio ultraortodoxo de Jerusalén: Se recuerda como "un pequeño extremista, educado en la convicción del nacionalismo; nuestros enemigos están equivocados, somos los buenos de la película y los otros son los malos". Tuvo que distanciarse mucho del "gen fanático" tan arraigado en todos, de "la tendencia del ser humano de querer cambiar a los demás", hasta poder arribar a la condena del simplismo manejado por el fanatismo: "Cuanto más complejos se van haciendo los problemas, más y más gente está hambrienta de respuestas muy simples, de respuestas que lo cubran todo".

El peligro está en los extremos. En un país en el que todos -"cristianos, musulmanes, judíos, pacifistas, ateos, racistas"- creen poseer la "formula personal para la salvación o la redención" de los demás, donde "una parada del autobús se puede convertir en un seminario académico" ("completos desconocidos discuten de política, moralidad, religión, historia o sobre cuales son las verdaderas intenciones de Dios, pero nadie quiere escuchar al otro, todos creen tener la razón"), resulta sorprendente que este autor aventure que "mi problema no es la religión, sino el fanatismo religioso; no es el cristianismo, sino la Inquisición; no es el islam, sino el yihadismo; no es el judaísmo, sino los judíos fundamentalistas; no es Jesucristo, sino los cruzados". Para Amos Oz, el extremismo es el principal problema.

Problema incandescente
El dedo de este autor señala resueltamente a un problema que abrasa: "Lo más peligroso de siglo XXI es el fanatismo. En todas sus formas: religioso, ideológico, económico... incluso feminista. Es importante entender por qué regresa ahora: en el islam, en ciertas formas del cristianismo, en el judaísmo...".

El fanatismo es una "idea común", que se hace presente en todo el mundo. Apunta en concreto a Estados Unidos, a Rusia y al Este europeo, a la Europa occidental. El problema más acuciante radica en el simplismo: "la mayor parte del mundo se está moviendo rápido desde una perspectiva compleja a otra muy simplista". El afán de soluciones seguras resbala hacia el fanatismo, el que ofrece los argumentos más simples y penetrantes.

Al aplicar a los casos concretos toda esta carga de ideas, las soluciones no resultan obviamente tan evidentes. En el problema israelí-palestino, Amos Oz se inclina claramente por la solución de los dos estados. Opina que, "cuando un maldito y cruel conflicto dura más de cien años", surgen "imágenes oscuras del otro" y las terapias de grupo y otras soluciones blandas no surgen entonces efecto, hay que acudir a la separación -dos pisos por separado, dos estados-, desde la que muy lentamente se podrá ir reconstruyendo un camino hacia la mutua comprensión y la posibilidad de actividades comunes. Y siguiendo con las concreciones siempre más discutibles, para la consecución de esta solución separadora, opina que "el corazón del conflicto está en la falta de liderazgo", en la ausencia de impulsos que conduzcan a estas soluciones más extremas. Por ser tan simple en la solución apuntada, el entrevistador le recuerda al autor que "en Israel hay quien le cree un fanático de la fórmula de los dos Estados".

El problema israelí-palestino nos queda más lejos, pero la entrevista conduce al final el análisis de este autor del tema catalán, y en él, por más concreto e inmediato, todavía nos puede chocar algo más su parecer. Reconoce que "una nueva fragmentación de Europa no me hace feliz", pero, "sin entender por qué", estima inevitable que "si una mayoría del pueblo en Cataluña quiere vivir por su cuenta, lo hará. Puede que sea una gran equivocación, una tragedia para Cataluña y para el resto del país. No se puede obligar a dos personas a compartir la cama si una de ellas no quiere". Al hablar en concreto, puede fácilmente ser tachado de desconocer suficientemente la situación.

Elevación al humor
El humor no es que aporte la solución a todos los problemas. Cuando éstos se enconan, se suele decir que "no está la cosa para bromas". Pero la ausencia del humor sí denota que los problemas pueden estar enconados, que no resulta posible una mirada desde otro lado, más ingenua y más distante. Por esto resulta tan descriptiva la frase de Amos Oz. Que en el momento presente resulte tan inviable el humor parece claramente indicar que hay fanatismo en Cataluña.
 


lunes, 24 de diciembre de 2018

NAVIDAD, ¿fiesta pagana?

 

 













Me sorprende cada año más el proceso de laización al que está sometida la Navidad. De ser una fiesta religiosa ha pasado a ser una celebración meramente secular, en la que el olvido del elemento religioso está esmeradamente perfeccionado. Sólo algunos ejemplos.

Nacimiento vs Árbol. El enfrentamiento más antiguo entre los símbolos navideños está entre estos dos elementos. El Nacimientosigue siendo la manifestación navideña más representativa, y se sigue poniendo no sólo en los hogares y en las iglesias, sino en lo locales públicos para ser visitados y contemplados por las personas más diversas. El Nacimiento tiene por centro el Portal de Belén (con María, José y el Niño), y tiene cubiertos sus caminos y su montañas de serrín y de corcho por los motivos directamente evangélicos (pastores, Reyes Magos, Herodes...). El Árbol ha ido introduciéndose progresivamente en todos los espacios sin símbolos religiosos expresos, sino con su verde intenso y sus bolitas y sus cintas de colores, cubiertas muchas veces de las felicitaciones navideñas. Evidentemente algunos exclusivizan intencionadamente uno solo de los dos elementos, pero no está exacerbado el enfrentamiento entre ambos y en muchos espacios conviven amorosamente el Nacimiento y el Árbol. Un signo de madurez, que se extiende incluso a los sitios religiosos.



Reyes vs Papá Noel. Estos dos elementos también al principio fueron antitéticos, sobre todo en España pues en muchos otros países la fiesta de los Reyes se celebra sólo en la liturgia católica, sin connotaciones populares. Tradicionalmente en España, sin embargo, los regalos a los niños los traían los Reyes Magos, resultando la Cabalgata de la víspera una apoteosis de la imaginación infantil en torno a estas figuras emblemática. Contra esta más antigua costumbre, la figura cordial del barrigudo y cubierto de rojo, Papá Noel, ha ido invadiendo también los hogares, trayendo los regalos más tempranamente, normalmente el mismo día de la Nochebuena. También estos dos símbolos conviven pacíficamente en muchos casos, sin establecer rivalidad entre ambos. El exceso, con todo, también ha surgido, con una insólita cabalgata de Reyes el año pasado en Madrid, que excluía y mixtificaba los signos de identidad tradicionales de los Reyes Mago; o como el presente año en Barcelona, donde al Ayuntamiento ha puesto una inverosímil "nacimiento" repleto de elementos nada religiosos. ¡Muy propio de España esta mescolanza entre lo laico o secular y lo irreligioso!.

Cambiante iluminación de las calles. En lo que tal vez se advierte más la progresiva transición hacia elementos exclusivamente laicos en los adornos navideños es en la forma de iluminar las calles de las ciudades. Hace ya bastantes años, la iluminación se reducía a un ¡FELIZ NAVIDAD! compuesto por luces de colores, acompañado por figuras de ángeles o estrellas elaboradas también con bombillas relucientes. En la actualidad, la iluminación de las calles ha llegado a una sofisticación extrema de búsqueda de elementos luminosos no figurativos, eludiendo la mención de la Navidad o la representación de las figuras evangélicas del entorno navideño. Es notable la belleza que consiguen las iluminaciones callejeras en algunas ciudades: en Vigo, el Alcalde -el socialista Abel Caballero- reconoce que -"el concepto de Navidad ha cambiado sociológicamente... Hace tres años, se me ocurrió hacer de las luces un atractivo para la ciudad y el turismo". La excepción que confirma la regla es la iluminación de las calles de Málaga en el presente año: no la he visto personalmente, pero las luces de la calle Larios reproducen a la Catedral y hay incluidos además elementos figurativos relativos a los motivos navideños, con lo cual ya han surgido airadas protestas por no respetar el carácter no confesional de la Constitución y también la respuesta de su Alcalde, revindicando el derecho a representar y defender los valores de sectores respetables de la ciudadanía. ¡Muy español también este enconamiento entre ambas posturas contrapuestas!.
Revistas y escaparates. El eco de toda esta evolución histórica se advierte cada año particularmente en los números extraordinarios de ls revistas en el tiempo navideño, y también en la variedad del exorno de los escaparates.

Revistas y escaparates. Los números extraordinarios de Navidad de los periódicos y revistas -muy engordados de páginas, para recoger la publicidad de los productos "navideños": perfumes, comestibles, complementos, regalos...- constituyen un ejemplo paradigmático a este respecto. El número de EL País Semanal recoge en su portada una imagen nada navideña, una auténtica orgía de muy bien compuestas piernas femeninas, porque en el llamado "Especial Navidad" (el título de este número no puede evitar la palabra "navidad", que casi se elimina en las 96 páginas siguientes)se incluye un amplio reportaje sobre "la fiesta de las series" televisivas, y todo el número constituye además una constante referencia a la "celebración", sin concretar expresamente a qué celebración se refiere: "las citas más hedonistas del año están a punto de llegar... para el día después, los cuidados faciales ayudan a recuperarse y a seguir con la celebración"; "un menú, a base de vegetales de temporada..., una celebración de equilibrio con el medio ambiente"; "el poner la mesa está a punto de convertirse en el eje central en torno al que pivotarán las celebraciones"...; hasta para recomendar lecturas navideñas, se evita el término especifico Navidad: "tiempo de paz, tiempo de lectura". Los restantes periódicos, en sus informaciones y en sus anuncios, inciden en la misma tendencia: las referencias a la Navidad se obvian, sustituidas por las solas alusiones al consumismo y a la celebración de las fiestas... Una corriente imparable.

En la decoración de los escaparates, cada cual opta por sus preferencias. No es tan general la eliminación de los motivos religiosos navideños, porque el instinto comercial intuye que todavía está presente en buenos sectores de la población -en el escaparate ¡de una zapatería!, este año, he visto instalado un Belén grande, en toda regla-, aunque la gran mayoría sigue la costumbra actual de referirse a la celebración de las "fiestas", sin alusiones expresas a qué es lo que se está celebrando.

VALORACIÓN DEL FENÓMENO
La tendencia está muy clara en la sociedad española actual, aunque no resulta lo más procedente levantar siempre por ello voces indignadas al cielo. El crecimiento del laicismo -cuando no se reduce a ser anti-religiosidad o anti-catolicismo-, la invasión del secularismo, pueden ser también miradas con otros ojos.

El actual P. General de los jesuitas, Arturo Sosa, en el reciente Sínodo de los Obispos celebrado en Roma, se atrevió a sugerir que el proceso de la secularización no tiene por qué considerarse como sólo negativo: "Se trata de ver la secularización, y el mundo secular que surge de ella, como uno de los modos como el Espíritu nos está hablando y guiando en este tiempo. En lugar multiplicar lamentos por el pasado idealizado que se fue, preguntémonos sinceramente qué nos está diciendo el Señor a través de la secularización, hacia dónde nos lleva el Espíritu Santo a través de ese camino que está viviendo la humanidad". Positivamente afirmó también que "percibir el proceso de secularización como signo de los tiempos nos lleva a hacernos conscientes de cómo el mundo secular nos libera de ser cristianos automáticamente, por costumbre, porque vivimos en un ambiente cristiano, porque se es parte de una familia cristiana en una sociedad cristiana. En una sociedad secular -sigue afirmando Arturo Sosa- se es cristiano porque se quiere, porque se ha hecho la pregunta, se ha informado, se ha discernido, y se elige ser cristiano". El sentido positivo que tiene la secularización de los modos y de las costumbres sociales actuales es patente: "La sociedad secular nos libera también de fundar en la religión la identidad tribal, la identidad nacional o cualquier otra identidad ajena a la experiencia espiritual que nos invita a reconocernos humanos, hermanos y hermanas, hijos e hijas del mismo Padre. La sociedad secular nos lleva a recuperar la importancia del anuncio de la fe y del acompañamiento pastoral de la maduración humana y cristiana". Una valiente actitud frente al crecimiento de lo laico y del secularismo, todavía no muy frecuente en los ambientes cristianos más tradicionales.

Causa ciertamente alguna pena todo el fenómenos descrito. Apena sobre todo el que hay mucha gente que no llega a percibir el sentido más hondo de la Navidad. Como he encontrado en un Misal, al introducir el Tiempo de la Navidad, "ninguna otra fiesta ha sufrido más un proceso de secularización: todos celebran la Navidad, pero pocos saben por qué lo hacen". Para muchos, la Navidad es ya sólo fiesta pagana. Pero este elemento negativo del fenómeno actual abre a un redescubrimiento de la Navidad para aquellos a los que les ha sido revelada como manifestación del Amor de Dios hacia los hombres. Para el que busca y encuentra este sentido, que es gracia y don de Dios, el gozo de la Navidad es más pleno e intenso.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Análisis e hipótesis sobre un comportamiento de Pedro Sánchez

 

 






El análisis directo de los temas políticos no es a lo que más presto atención en estos comentarios "tras mi vidriera". Pero en una reacción del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, he reparado algo que me parece requiere atención. No he visto el tema muy resaltado en los medios, y por eso hago este breve comentario.

REACCIÓN ANTE LAS ALECCIONES ANDALUZAS
Me refiero a la reacción del Presidente al resultado de las elecciones en Andalucía, con la irrupción de VOX que dejaba la pelota en el tejado del PP y de Ciudadanos y hacía del todo insuficiente el triunfo numérico de Susana Díaz y del PSOE.

Ante estos hechos, algunos aventuraron que Pedro Sánchez convocaría de inmediato las elecciones generales, para entremezclar de algún modos ambos procesos electorales e intentar lograr evitar el triunfo de la derecha. Pero las cosas no discurrieron de este modo. Pedro Sánchez, que oí había seguido muy cercanamente todo el proceso de los resultados de las elecciones desde Ferraz con los miembros andaluces de su Consejo de Ministros, se sacó de la manga sobre la marcha una solución del todo distinta.

La solución fue anunciar la presentación de los presupuestos de la nación en el próximo mes de enero, con o sin apoyo de los restantes partidos para aprobarlos en el Parlamento. Esto lo hacía yendo en contra de lo que anteriormente había mantenido, pues decía que, mientras no hubiese suficiente mayoría para aprobarlos, no quería "marear" y entretener inútilmente al Parlamento.


¿QUÉ LE HIZO CAMBIAR DE PARECER?
¿Cuál es la hipótesis que explique la nueva solución adoptada? El drástico cambio de opinión del PSOE puede responder, en primer lugar, al autoproclamado convencimiento de que los independistas, ante la irrupción clamorosa de la derecha, podrían cambiar su opinión y decidirse a apoyar los presupuestos para evitar males mayores. Esto es lo que más se ha aireado para justificar el cambio de opinión realizado.

Pero puede haber también una motivación más profunda. Caer en la cuenta de que el tradicional voto del PSOE ha votado otras alternativas, o se ha abstenido de ir a votar, por no estar de acuerdo con que Pedro Sanchez se haya apoyado y se quiera seguir apoyando en el voto de los independentistas, que están situados más al margen de la Constitución que los presentados airadamente como fascistas de VOX. Tal vez ésta no sea una segunda razón, sino incluso una primera y más importante motivación, para explicar el radical cambio de opinión del PSOE.


HABILIDOSO PROCEDIMIENTO
Con todo, la solución adoptada es habilidosa porque puede salir ganando el PSOE por los dos caminos, tanto si los independentistas cambian de opinión como si siguen en sus trece.
Si los independentistas cambian de opinión y se deciden votar a favor de los presupuestos, se habría conseguido lo que se había estado intentando desde el principio, conseguir unos presupuestos más a su gusto y proseguir en el poder hasta el final de la legislatura. En este sentido les habría venido bien la carambola de Andalucía.

Pero si no cambian de opinión y mantienen su negativa a aprobar los presupuestos, el PSOE habría podido conseguir lo que, después del fracaso en las elecciones andaluzas ahora le interesa, demostrar que no existe ningún convenio formal con los independistas y que el PSOE mantiene íntegras sus opiniones frente a ellos. Esta demostración les vendría muy bien, tanto para celebrar elecciones de inmediato como para aguantar un poco más el plazo para convocarlas.


¿VOLUNTAD DE ENTENDIMIENTO?
En otro tema también muy vidrioso, las relaciones con la Iglesia católica en torno a la enseñanza, también ha movido pieza el PSOE intentando un acuerdo. Sobre los asuntos más difíciles de conciliar, los conciertos y la forma de mantener la clase de religión en la escuela, ha habido reuniones entre los representantes de la Iglesia y del Gobierno. Al menos en apariencia, se han querido guardar las formas.

En ambos temas, Andalucía y la relación con la Iglesia, ¿ha habido voluntad de entendimiento o sólo habilidosas maneras de sacar la suya adelante? Tal vez no haya que buscar el enfrentamiento entre ambas posturas. A lo mejor se puede encontrar un buen camino de en medio. ¡Ojalá!

domingo, 2 de diciembre de 2018

Ha muerto Carlos Muñiz


Hace ya algunos días que murió ese jesuita singular, pero no quiero dejar pasar la ocasión sin decir una palabra sobre él. Merece la pena.

Gran escritor
 La singularidad mayor de Carlos Muñiz era que fue un gran escritor, mejor de lo que él por supuesto aparentaba y de lo que la fama externa le solía reconocer.

Cuando leí un primer libro suyo, quedé del todo sorprendido de lo bien que usaba el lenguaje. El libro creo que fue Los caballeros del hacha, una novela ambientada en Lima, donde tuvo un corto tiempo de destino como jesuita, pero que es un claro libro de autor andaluz, que le valió el Premio Angel Ganivet de la Universidad de Granada. En ese libro demuestra ser un escritor de raza, con ambición creativa y poderío de la lengua.

Pero en lo que llegué a descubrir más su potencia literaria es en algunos de sus cuentos. Escribió muchos, y en ellos revelaba una finura literaria muy poco normal. Alguna vez le oí decir que él era perezoso para escribir, y tal vez por ello trabajó más el cuento que la novela, que necesita más arrestos (además de la que ya he citado, sólo publicó El llanto de los buitres). En el cuento resulta más difícil hacerse literato muy famoso, pero dicen los críticos que es donde mejor se reconoce la valía del escritor.

Otra cualidad que descubrí en sus escritos es lo bien que reflejaba los ambientes populares, sobre todo la vida de su terruño de la sierra de Huelva. (Nació en Rosal de la Frontera, y posee allí una plaza dedicada; tiene familia en Galaroza, pero él se identificaba mucho con el más famoso Jabugo, donde creo que también vivió). No sé en cuál de sus libros tiene un recuento de vocabulario específico de la sierra y, más en general, de toda Huelva y Andalucía, que merecería ser ahora reproducido póstumamente.

Por su auto reconocida pereza para escribir, creía que tenía menos obra publicada. Pero en la semblanza "oficial" jesuítica que ahora ha hecho pública su amigo y algún tiempo Superior, Guillermo Rodríguez-Izquierdo, enumera hasta quince libros suyos, literarios los más y algunos de temática religiosa. El escritor José Mª Burgos le ha dedicado una de sus columnas en el ABC de Sevilla, en la que le llama "inquieto, animoso e ilusionado", le proclama "capellán laico de aquella generación de novelistas andaluces", cuando a éstos "les dio por ganar todos los premios importantes de la novela en España". Ahora todos han reconocido que Carlos Muñiz fue el creador del término "narraluces", que identifica a la no corta promoción de escritores andaluces de la época.

Hay un directo estudio literario de Carlos Muñiz, el de María Teresa Mérida, Análisis crítico de la novelística de Carlos Muñiz Romero (de su segundo apellido se preciaba él mucho, por lo que tiene "romero" de poético). Particularmente acertada me parece una cita que ahora he visto de Manuel Moya, al referirse a Carlos Muñiz como "uno de los narradores más brillantes y acaso divertidos de la actual literatura en español", añadiendo que "ha conseguido transmitir en sus cuentos y en sus novelas el pálpito, la atmósfera vital de esta tierra. Cultivador de un estilo rico y de muy singular viveza, minucioso y siempre lleno de tensión narrativa, que combina con rara habilidad el humor con la tragedia". De muy pocos escritores se podrá decir con verdad un elogio tan encendido.

Buen religioso
Licenciado en Derecho antes de hacerse jesuita, literato notorio, más conocido tal vez entre la población general por su punzante comentario diario en Radio Popular, y por sus anuales acompañamientos con la palabra a las procesiones de Semana Santa que en Sevilla es tal vez lo máximo a lo que puede aspirar un locutor radiofónico, Carlos Muñiz era además y sobre todo un buen religioso.

Muy chispeante siempre en su conversación, apasionado incluso al discutir cualquier tema banal, alegre y jocoso normalmente en la vida diaria, contaba además con la total confianza de la Compañía de Jesús. Así lo demuestran los cargos de responsabilidad que le fueron confiados durante toda su vida: Superior de los jesuitas largas temporadas en Málaga y Córdoba, Director de un Colegio Mayor, Delegado del Provincial para los Medios de Comunicación Social, Asesor oficial de los Superiores, experto en apostolado familiar... Siempre unió de forma notable el carácter jovial en la via diaria con la seriedad en los trabajos que asumía o que le fueron encomendados.

El secreto de la personalidad última, probablemente radique en su honda espiritualidad religiosa. Puedo dar testimonio del entusiasmo contagioso a la persona de Jesucristo que trasmitía, por unos lejanos Ejercicios Espirituales que hice con él hace muchos años en Las Palmas de Gran Canaria. Es el mejor recuerdo que conservo de Carlos Muñiz Romero, al que ahora deseo que descanse en paz para siempre.