jueves, 26 de diciembre de 2013

HA MUERTO EL P. JORGE LORING

         El P. Jorge Loring estimo que era el jesuita español más conocido fuera de la Compañía de Jesús. Y digo "español", porque ahora la competencia del también jesuita Papa Francisco resulta insuperable... Una palabra sobre él, cuando está aún de cuerpo presente en Málaga.
          A Málaga, la ciudad de toda su familia, sólo ha venido a morir: llegó el 20 de Diciembre, y ha muerto el día de Navidad. Los años activos de sus 94 años de vida han discurrido casi todos en Cádiz, que ahora ha decretado tres días de luto oficial por su muerte. Allí le conocían hasta las piedras.
          El ser tan conocido en el exterior de la Compañía de Jesús se lo debe el P. Loring a su tenaz y dilatada actividad, en todos los medios, en el campo de la apologética. Se podría decir que era un apologeta moderno, si es que estas dos palabras se pueden vincular pacíficamente.
         Era moderno porque, a pesar de sus 94 años, trabajaba fundamentalmente a través del internet, contando con un asesor personal para la solución de todas las interminables dudas técnicas en el uso del ordenador que apuntaba meticulosamente para que se las pudiese resolver y con una afluencia diaria de más de cien correos electrónicos provenientes de todos los países del mundo, de las más variopintas temáticas religiosas y para-religiosas, que respondía una a una con la claridad y rotundidad que siempre le caracterizaban.
        Pero era sobre todo apologeta, porque concebía su actividad apostólica como una defensa constante de la verdad para él patente e irrefutable del Evangelio y de la Iglesia católica. La obra de toda su vida, la que recogió sus mejores esfuerzos, es el libro Para Salvarte, que empezó siendo un folleto en sus lejanos años de estudiante de teología y que, tras 58 ediciones y más de millón y medio de ejemplares vendidos, pasó a convertirse en lo que indicaba el subtítulo actual, una auténtica enciclopedia de la vida cristiana, un personal catecismo de todos los temas relacionados con la fe cristiana. En el Para Salvarte, como en toda su obra, resaltaba su fe inquebrantable en la Verdad, sin miedos para enfrentarla con todas las corrientes de la ciencia o de la vida moderna y con rotundidad pétrea a la hora de exponerla y defenderla.
          Su tema preferido en el campo de la apologética era el de la autenticidad de la Sábana Santa, en el que se hizo un gran experto mundial y que expuso en obra escrita y en infinidad de conferencias. De sus interminables consultas en internet sacó además varios volúmenes escritos, respondiendo con valentía a todas las consultas imaginables.
         Su faceta más admirable, con todo, quizás sea la de conferenciante y gran comunicador personal. Empezó dando conferencias a los obreros de las grandes fábricas gaditanas de la construcción de barcos y cuajó como conferenciante acreditado en todos los países de habla hispana -Méjico, Colombia, Venezuela y la Norteamérica hispana, sobre todo- y polemista omnipresente en los debates televisivos sobre temas relacionados con la religión.
         Después de muerto, de una persona queda sobre todo su bondad. Era muy conocido, son decenas de miles las respuestas que saltaban inmediatamente en internet sobre su vida y su obra, contaba con popularidad en determinados sectores de medio mundo, pero al final -más allá de sus respetables y no por todas participadas ideas concretas- queda su acogida a todo el mundo, su entusiasmo por sus verdades sin enfrentamientos personales por defenderlas con pasión, su bondad por encima de todo, fruto sin duda de su cercanía al buen Dios que ya lo habrá acogido junto a Él definitivamente. 

lunes, 23 de diciembre de 2013

LA NAVIDAD, UNA LUCHA

          En lo religioso, la Navidad trae paz y felicidad. Pero desde el punto de vista sociológico, la Navidad encubre una enconada lucha. Explicaré por qué.
          La Navidad produce un enfrentamiento de dos mentalidades, de dos formas de entenderlas y de vivirlas. Por una parte, el Feliz NAVIDAD, el montaje del Nacimiento, el tapiz del Niño Jesús a la puerta de las casas, los motivos religiosos imperantes. A estos rasgos se contraponen el Felices FIESTAS, el árbol con sus lucecitas y sus regalos, las figurillas de Papá Noel trepando a los balcones de las casas, motivos todos abiertamente paganos. Son detalles sin gran importancia, muchas veces imperceptibles para muchos, pero que manifiestan dos mentalidades diversas sobre la Navidad.
          Tal vez donde más claro es el contraste es en la iluminación de las calles. Primero, la discusión sobre si se debe o no acometer este despliegue luminario, este dispendio de energía; discusión casi unánimemente resuelta en la actualidad, no por motivaciones religiosas, sino por la presión de los comerciantes, que demandan y hasta exigen este gasto como plenamente rentable. Además, sobre todo, por el motivo usado en las iluminaciones: antes figuritas de ángeles, de estrellas, de alusiones diversas a los temas del portal de Belén; mientras que ahora casi todos estos motivos han sido sustituidos por figuras geométricas de todo tipo, de carácter neutro y sin ninguna alusión a lo religioso o a lo que haga recordar la historia originaria de  Belén.
          En el fondo de todo esto está la concepción y la vivencia de la Navidad como un hecho religioso, directamente enfrentadas ambas visiones con un acercamiento a la Navidad como una fiesta sin cualificación histórica o religiosa, época sólo vacacional, con una clara consideración comercial y económica, todo lo más dimensionada también por la corriente de lo familiar. Sin contar con los que no quieren ni oír hablar de la Navidad, porque por diversos motivos estas celebraciones les entristecen y no quieren participar en ellas.
          Desde el punto de vista ideológico, subyace también la problemática de si lo religioso tiene que hacerse presente en la vida pública, debe inundar también la calle; o, por en contrario, debe refugiarse sólo en lo interior, sin extensionarse a los campos comunes de las personas que no son religiosas o que se oponen incluso a la vivencia de lo religioso.
          Decía que la Navidad es una lucha porque los que reivindican ardientemente el derecho de lo religioso a expresarse públicamente, sufren mucho que se lo silencie y se lo sustituya por lo pagano y neutro. Tal vez no tenga mucho sentido obligar o imponer el participar en las expresiones religiosas a los que ni tienen ni quieren tener vivencia religiosa alguna. Pero sí cabe demandar siempre el respeto a los que estiman que lo religioso -la alusión al nacimiento de Jesús- es lo que le da el sentido más profundo a estas fiestas y el derecho de los que así piensan para inundar sus fiestas navideñas de este original sentido religioso.
          En unas fiestas que son de paz hay que evitar por supuesto las guerras ideológicas, pero siempre con respeto máximo a todos los pareceres.  
         
 
 

jueves, 12 de diciembre de 2013

ABUSOS CONTRA MANDELA

               Sorprende el aluvión de personas que se ha subido al carro de Mandela para defender sus propias opiniones. Resulta, no sabe uno si inmoral o cómico, observar las posturas e ideas que se han querido colgar del personaje de Mandela.
          Esta impresión me la despertó el conocer que un dirigente de Sortu decía que, como Mandela después de sus 27 años de cárcel, Otegui podría llegar a ocupar un día el puesto de lendakari del País Vasco. Después he visto algún escrito diciendo que el mismo Otegui se había parangonado alguna vez con la historia y trayectoria de Mandela. Desde luego, la historia puede dar muchas vueltas, pero el paralelismo mimético entre ambos personajes resulta por ahora, al menos, abusivo.
           Después he oído un día, al vuelo en alguna radio, que no sé quién había dicho que vergüenza le debería dar a Rajoy ir a Sudáfrica a derramar lágrimas de cocodrilo por Mandela, cuando él no permite que se juzguen en España los delitos cometidos por Franco. ¡Difícil resultaría pensar una mezcla tan abusiva del rábano con las hojas!
          Pero también en sentido contrario se adoptan posturas abusivas. He oído convencidas alabanzas de una Tercera de ABC, en la que se defendía que todo el enorme dinamismo de Mandela provenía, no de una ideología, sino de su sentido religioso. No conozco suficientemente la vida y los comportamientos de Mandela, pero probablemente este parecer resulta también un tanto abusivo. No conviene reivindicar de esta forma el sentido religioso, cuando habrá mucha gente que no piensa sobre el tema de la misma manera.
         Mucha razón, en cambio, estimo que ha tenido una afirmación de Obama en su discurso necrológico, aludiendo a que mucha gente defiende ahora a Mandela sin participar de su aceptación de las ideas contraria; o su sentido de la libertad, como he visto en otra referencia. Nadie debería alabar sobre lo que uno mismo no participa.
          Ciertamente, si todas las alabanzas que estos días se han hecho de Mandela se pudieran contrastar con la coherencia existente en la vida y el pensamiento de los que las han formulado, pocas tal vez obtendrían este hipotético e imposible control de calidad. La misma asistencia triunfal a los funerales de personas de trayectorias tan totalmente antitéticas, ya denota que muchos personajes actuales se han querido posesionar del pensamiento y del talante personal de la figura humana del fallecido. Prefiero pensar que algunos de estos personajes actuales han abusado de la figura histórica de Mandela a deducir que la propia identidad de Mandela es abiertamente contradictoria.
          El personaje fallecido no merece los abusos que se han hecho de su recuerdo. Lo que se pueda decir del difunto Mandela debe formularse con inmenso respeto a su trayectoria histórica y sin pretender arrimar a los propios molinos los cauces de su personalidad rica y compleja. Modestísimamente, me atrevo a solicitar  un poco de más respeto para con el difunto Mandela.
         

domingo, 8 de diciembre de 2013

HACER LOS ÚLTIMOS VOTOS

           Qué es "hacer los últimos votos" es tan difícil de explicar como qué es "cumplir 100 años", lo que hice la semana pasada en este blog. Ayer asistí a los últimos votos de David, y ahora quiero decir algo sobre ello.
         David Fagundo es el jesuita más joven residente en Málaga, sin que sea por ello un imberbe pues ha sobrepasado ya los cuarenta años. Su actividad está ahora centrada en la pastoral de los Colegios regentados por la Compañía de Jesús en Málaga: San José, San Estanislao y SAFA-ICET.
            Lo primero que resulta difícil de explicar es que David haga AHORA los últimos votos, con más de 40 años, contando ya con 14 años de vida jesuítica y con 5 años ya superados también como sacerdote. ¿Por qué ahora, tan tarde? La formación jesuítica es tradicionalmente larga, y éste es un ejemplo patente de ello, pues antes de ser jesuita ya había terminado la Licenciatura en Derecho y había desarrollado una vida también dilatada en su Canarias natal. San Ignacio de Loyola quiso que los jesuitas, antes que muchos y rápidamente formados, fuesen buenos y estuviesen bien formados. Actualmente, cuando las vocaciones en Espala y en Europa son muchas menos que hace 40 ó 50 años (no así, en los países de África o Asia), no se ha dulcificado esta medida. Esto explica que una celebración como ésta sea tan tardía.
          Lo que tampoco resulta fácil de explicar es qué son y qué significado tienen los "últimos votos". No es tan fácil de explicar cuando se sabe que los jesuitas, al finalizar sus dos primeros años en la Compañía, al terminar el Noviciado, hacen ya unos votos perpetuos, prometiendo de por vida la práctica de la pobreza, la castidad y la obediencia. ¿Qué sentido tiene repetir lo entonces ya prometido a perpetuidad? Hay un detalle muy jesuítico: al hacer sus primeros votos, el nuevo jesuita promete "entrar en la Compañía de Jesús", pero la Orden no lo acepta formal y jurídicamente, pues retrasa su decisión hasta contar con los resultados de sus estudios y sus primeras  tareas apostólicas: esto explica que si la vocación se frustra, por iniciativa del sujeto o de la institución, la Compañía le pueda levantar sus votos y despedirlo sin necesidad de ningún tipo de autorización superior.  En cambio, en los últimos votos y tras los preceptivos informes previos, la Compañía recibe y configura ya oficialmente al aspirante como jesuita, hasta el punto de que si lo tiene que despedir con posterioridad tiene ya que recabar autorización de la Santa Sede.
          Tal vez por su trascendencia jurídica, fue tan emotiva y entrañable la realización de los últimos votos de ayer. La Iglesia del Sagrado Corazón estuvo repleta de público, con representación de todos los estamentos directamente relacionados con David: familiares canarios, jesuitas de todas las edades (muchos jóvenes, procedentes de otros lugares), representantes de todas las actividades apostólicas en las que está metido el votante, amigos y conocidos... El conjunto tan numeroso era clara muestra de las relaciones amplias e intensas establecidas por David, en los dos cortos años que lleva trabajando en Málaga. Más allá del rito, en la misa en la que se pronunciaron los votos (los recibió el Provincial jesuita, con la forma consagrada en las manos, después de comulgar él y antes de hacerlo el votante), hubo emoción y hubo calor. El silencio fue total, intenso, expectante, durante la formulación de los votos. El aplauso largo que cerró las palabras finales de agradecimiento dichas por David fue expresión de lo mucho que los asistentes habían sentido y experimentado durante la ceremonia. ¡Enhorabuena al votante y enhorabuena a la Compañía de Jesús!

         

lunes, 2 de diciembre de 2013

Cumplir 100 años

         Ayer asistí a un almuerzo para celebrar el cumplimiento de100 años de una persona.
         Una celebración de este tipo no es nada corriente. No es frecuente llegar a los 100 años, y menos con la inteligencia suficientemente  abierta para conocer a los demás y con la capacidad manual necesaria para comer por sí solo.
         Nos reunimos unas cien personas, casi todos parientes de una muy amplia saga familiar. Algunos entre los asistentes no se conocían entre sí, sólo interrelacionados por la común vinculación con el homenajeado.
         El hecho es suficientemente público como para poder decir el nombre del homenajeado, Aurelio Baca, miembro de una larga dinastía de personas con el mismo apellido, miembros además de un extenso colectivo de dentistas. Tanto el homenajeado, como su padre, su hermano y algún miembro más joven de la saga, han sido Presidentes del Colegio de Odontólogos de Málaga, existiendo además otra rama de miembros de la familia también dentistas en la ciudad de Granada.
          La participación en un acto tan entrañable conmueve sinceramente, en lo personal. Pero plantea también una serie de inevitables interrogantes, de carácter más general. ¿Merece la pena vivir tanto tiempo? En este caso, en la invitación se hacía constar:  1/12/1913  -  1/12/2013. La primera fecha da vértigo, ¡es anterior al comienzo de la primera Guerra Mundial! Parece imposible mantener memoria histórica personal de tantos años. Y la pregunta sobre si merece o no vivir una serie tan prolongada de años, surge espontánea en la conversación de los comensales.
         A uno le oí comentar, viendo al homenajeado comer por sí solo y saludar a unos y a otros:
         - Llegando en estas condiciones, ¡desde luego, yo lo firmo ahora mismo!
          Es el deseo insaciable de vivir, de prolongar hasta máximo la estancia en este mundo, de diferir lo más posible el momento final.
         Pero a otro comensal, le oí el comentario contrario:
         - ¡Yo no quisiera vivir tanto tiempo! ¡Qué pesadez!
         El fenómeno de la vida aparece en toda su integridad, ante una manifestación de vida tan dilatada. Es algo que agradecer, algo para disfrutar, un don de Dios para los creyentes. Pero es también un bien que se desgasta, un objeto que se deteriora, algo de lo que uno puede llegar a cansarse. La discusión teórica puede resultar interminable, con pareceres para todos los gustos.
          Pero, cuando el milagro se produce, no cabe más que la admiración. "Ante el hecho, sobran los argumentos", afirma el antiguo adagio latino. Al convivir con una hombres que ha llegado a cumplir 100 años, la alegría se desborda y el sentimiento más imperioso es la felicitación al que ha llegado a disfrutar de este privilegio. ¡Enhorabuena al homenajeado!.
         

lunes, 11 de noviembre de 2013

ECOS de Elviria

         Recuperar la memoria perdida es una apasionante tarea que, en ocasiones, se ve uno avocado a realizar.
         El centro Estudios Costa del Sol (ECOS) fue una quijotada que puso en marcha la Compañía de Jesús en 1963, por medio del que fue su Provincial en aquel entonces y también bastante quijote, José Antonio de Sobrino. Dos años después de su iniciación, en 1966, cuando los primeros alumnos del Centro llegaron con 10 años al entonces 1º de Bachillerato, me tocó ejercer de profesor de casi todas las asignaturas de este curso, cuando andaba yo metido todavía en la decena de los veinte años. Desde entonces había tenido encerrada aquella experiencia en los reductos más ocultos de la memoria, sin apenas haber vuelto nunca a disponer de aquel lejano fichero mental.
          Por los dispositivos que ocasionalmente pone en juego el internet, un alumno de aquel reducido grupo de 1º de Bachillerato se puso en contacto conmigo la semana pasada. Pasamos unas horas juntos, me invitó generosamente a almorzar, y esto ha disparado todos los recursos de mi memoria. El niños de 10 años al que no había vuelto a ver desde entonces estaba ya convertido en un experimentado abogado, casado, con tres hijos adultos y ya emparejados.
         ECOS estaba en la montaña más encumbrada de Elviria, un intento de ciudad o de urbanización creado por el promotor turístico también bastante quijotesco, don Salvador Guerrero, y bautizado con este nombre porque su mujer se llamaba Elviria. En aquel entonces, el turismo de toda la Costa del Sol estaba en los comienzos y en Elviria creo recordar que no existía más que el Hotel Las Chapas, la casa del dueño/promotor y, allá en la cumbre, el casi non nato colegio ECOS.
          He dicho que ECOS era una quijotada, no sólo por el sitio alejado donde había comenzado a nacer, en lo alto de la montaña y entre jarales, sino también por hecho de que el muy escaso centenar de alumnos que todo el Centro entonces cobijaba, recuerdo que procedía ya de 16 nacionalidades distintas. Un ejemplo de la heterogeneidad que ya comenzaba a florecer en la Costa del Sol.
          El apasionante y divertido juego de la memoria, puesto en marcha en  nuestra reunión, fue el intento de recuerdo de la veintena de alumnos de aquel pequeño grupo de 1º de Bachillerato, que ya eran los mayores, los que abrían fila, del incipiente Colegio. Hacer el esfuerzo de reconstruir nombres y caras, junto con los datos de la vida posterior de cada uno de ellos que me iba facilitando mi comensal marbellí. 
          No es fácil el ejercicio de la memoria, pues, de muchos de los datos que mi exalumno me iba facilitando, yo no recordaba absolutamente nada. Sin embargo era apasionante constatar como iba aflorando hasta la superficie nombres, datos, anécdotas, circunstancias, que habían permanecido enterradas en el fondo del subconsciente durante casi cincuenta años. Los escritores, que tienen que urgar mucho en los arrabales de su memoria, saben mucho de los esfuerzos y de los logros que en esta tarea hay que llevar a cabo.          
         No he vuelto a pisar desde entonces el sitio de ECOS. Creo que, actualmente, está el centro educativo regentado por el Opus Dei. El recuerdo de aquel año juvenil hizo aflorar experiencias de todo tipo. En mis primeros pasos periodísticos, hubo aquel año un encuentro sonado con el famoso arcipreste de Marbella, don Rodrigo Bocanegra, que no sé si me atreveré algún día a contar en público. Afloraron también otros muchos recuerdos de todo tipo. Constaté que la recuperación de la memoria perdida es una tarea realmente apasionante. Por eso dejo constancia de este hecho. 

domingo, 3 de noviembre de 2013

SENTIRSE CONTRA CORRIENTE

          Resulta particularmente molesto sentirse contra corriente. Y últimamente me encuentro reiteradamente en esta situación. 
          La primera vez que recuerdo con nitidez que me descubrí en contra de la opinión ambiente fue cuando España no fue elegida para organizar los Juegos Olímpicos. No llegué nunca a comprender ni la confianza total en que España iba a ser elegida, ni la posterior decepción nacional casi unánime por la elección que llevó a cabo el numeroso Jurado Olímpico convocado al efecto. Que casi todas las Autoridades españolas se desplazasen a Brasil, acompañadas por muchísimos corifeos, para "recibir" una elección que nunca averigüé por qué daban por tan segura; que en Madrid se montase un descomunal escenario y se convocase a una multitud aparentemente cierta de la concesión; después del fracaso obtenido, la decepción tan unánime y las voces airadas de protesta; todo esto, en su conjunto, supuso el descubrimiento de una opinión pública muy mayoritaria, de la que me sentí personalmente muy alejado, muy contra corriente.
          Más cercanamente, me está ocurriendo algo parecido con toda la tolvanera que se ha levantado por la "desautorización" de la doctrina Parot. No soy experto jurídico, pero no estimo tan desproporcionado que el Tribunal de Estrasburgo haya sentenciado que, cuando el Código Penal español aún no lo condenaba (éste no fue modificado hasta 2008), no había por qué juzgar en contra de los imputados afectados, no había que prologar las penas sin una ley que así lo prescribiese. En este tema, el sentirse contra corriente es aún más arriesgado, pues el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional de España, habían sentenciado a favor de la extensión en el tiempo de las condenas, sin que yo haya llegado a conocer a fondo y a entender la fundamentación de estas decisiones. Con modestia y con temor, no lograba captar que, sin un precepto legal que así lo sancionase, se pudiese fundamentar una sentencia impugnadora de las personas afectadas. El que estas personas fuesen terroristas, con crímenes abominables a sus espaldas, no excusaba esta interpretación más severa, sin la existencia de una ley que así lo regulase. En este caso, el no llegar a comprender el parecer tan acorde de casi toda la opinión pública española, resultaba francamente molesto. 
          Todavía hay otro motivo de este malestar. No logro entender la amplitud de campo que están cubriendo las Asociaciones creadas, según entiendo, para mantener la memoria de las personas asesinadas por los terroristas. El que la realización de aquellos asesinatos fuese tan horrible no entiendo por qué justifica una presencia tan universal de estas Asociaciones en todas las cuestiones políticas relacionadas con el terrorismo. De forma parecida, me cuesta también entender la presencia tan repetida en los medios de comunicación de los padres y demás familiares de niños o jóvenes asesinados de forma clara y no siempre descubierta y llegada a condenar por la justicia. El dolor por una persona querida, la vindicación incluso de su memoria, no logro entender que produzca una intervención pública tan dilatada. 
          Nadar contra corriente provoca mucha más dificultad que dejarse suavemente llevar por una corriente impetuosa. Sin llegar a mantener unas posturas dogmáticas y muy seguras al respecto, el sentirse en estas ocasiones contra corriente no puede uno dejar de hacerlo si es honesto intelectualmente, pero con conciencia del malestar paralelo que estas actitudes desencadenan. Sin pretender sacar muchas más consecuencias, invitando tan sólo a opiniones alternativas sobre esta materia, sólo pretendía destacar el hecho de lo molesto que resulta sentirse contra corriente.          

lunes, 28 de octubre de 2013

¡Qué pesadez! ¡Qué hartazgo!

          La vida pública española se repite, parece que tiene ciclos reiterativos. Tal vez contribuya la edad, pero parece que las noticias ya han ocurrido y que los tonos se repiten de situaciones anteriores.
          La llegada de la economía española al mágico 0,1 por ciento de crecimiento está produciendo una ardiente discusión muy semejante a la que ya tuvo la llegada de la crisis.
         Cuando las cosas empezaron a ir mal en economía, el entonces Presidente Rodríguez Zapatero trató hasta lo inconcebible de no darse por enterado del mal tiempo que hacía. Resultaba hasta cómico observar los equilibrios semánticos que hacía para evitar la palabra crisis. Luego, cuando amagó un ligero rebrote económico, vino la también cómica discusión sobre los supuestos brotes verdes, sobre si había o no motivos para cierta satisfacción por el declinar de los hechos. En aquel entonces, la oposición conjugó por activa y por pasiva, hasta la extenuación, la palabra maldita crisis, mientras que el gobierno defendía numantinamente las posturas contrarias. Los periódicos y todos los restantes medios se alinearon -disciplinadamente- a favor o en contra del gobierno, y el ambiente se hizo ya insoportable por fétido.
          Con el gobierno de derechas que ha sucedido al de Zapatero está ocurriendo ya igual. Primero fue la polémica sobre si iba a haber -después, si había habido- rescate, otra palabra convertida en maldita, ahora por el gobierno de Rajoy, y empleada hasta la saciedad por los representantes de la nueva oposición. Los medios de comunicación, con disciplina más que militar, cada cual en las posturas que todos esperaban de ellos.  
          Ahora, la llegada al 0,1 por ciento de crecimiento económico está provocando una discusión ambiental exactamente enfrentada como las anteriores. Los miembros del gobierno hacen equilibrios para no hablar de nuevo de brotes verdes. Habla el ministro Montoro de que hemos llegado al final del túnel, pero sin haber salido aún de él. Prefiere el ministro De Guindos la expresión primer paso, para hablar del inicio de la recuperación. Rajoy ya se ha lanzado a hablar de recuperación, aunque matice que la crisis no se ha acabado todavía. Y la oposición, obviamente, se sitúa en las antípodas, convierte en maldita ahora la palabra recuperación, destaca ampulosamente los signos inequívocos de que la crisis aún no se ha acabado y que el panorama económico no es aún nada halagüeño. Más de veinte años, le he oído hoy decir a Rubalcaba que serán necesarios para que la economía remonte de verdad.
         Y otra vez estamos en el espectáculo bochornoso que nos están ofreciendo los medios de comunicación social. ABC, La Razón y la COPE destacando los signos de bienestar que arrastra la llegada milimétrica al 0,1 por ciento, mientras que El País y la SER no admiten el uso del término recuperación y destacan implacablemente la evidente permanencia de la crisis: la mejora de la ocupación en el tercer trimestre no debe confundirse con una recuperación, es el subtitulo de un artículo editorial de El País, y hasta de trileros he visto que tachan en otro artículo a los que resaltan los para ellos incipientes signos de bienestar. Cada medio en su sitio, con férrea disciplina prusiana.
          Estoy muy distante de ser un experto económico, y el tema me interesa sobre todo desde la curiosidad por la sociedad y por los comportamientos de los medios de comunicación. Me sorprende la falta de escucha de las opiniones contrarias, el enrocamiento en las propias posturas sin querer mirar para nada al resto del tablero, el empecinamiento en la propias opiniones sin el más mínimo esfuerzo por descubrir las posibles razones existentes en el parecer de los otros. Por esto me sale de dentro el duro comentario: ¡Qué pesadez!, ¡Qué hartazgo!  Desea uno respirar aires un poco menos viciados, algo más puros.     

domingo, 20 de octubre de 2013

DERIVACIÓN ECLESIÁSTICA DE LA TENSIÓN PÚBLICO/PRIVADO


            La mutua descalificación entre lo público y lo privado es tal vez su más constante característica. La actuación pública comprende mal a la iniciativa privada, y no es infrecuente que la actuación privada se considere a sí misma mejor cualificada que la pública. Cada una minusvalora y comprende mal los planteamientos de la otra.

            Existe una sutil derivación eclesiástica de esta eterna discusión. Lo eclesial se sitúa en general en el campo de lo privado. Sus iniciativas –docentes, sanitarias, mediáticas, cualquier tipo de presencia en la sociedad civil- deben abrirse paso frente al aparato público, para conseguir autorizaciones, reconocimiento de derechos, financiación, igualdad de trato, etc. Muy frecuentemente, la Iglesia se siente quejosa de la inadecuada atención que sus derechos merecen de parte de la autoridad civil. El principio de subsidiaridad es largamente reivindicado por la Iglesia, por entender que no se permite -o se le ayuda poco- para ejercer las funciones que no tiene por qué realizar siempre el Estado o no tiene por qué realizar sólo el Estado.

            Pero la sutil derivación eclesiástica del problema es que, en el interior de la misma Iglesia, existe también una cierta alternancia entre lo público y lo privado. La Iglesia es toda la comunidad de los fieles, el pueblo de Dios completo, del que habló tan rotundamente el Concilio Vaticano II. Y en el seno de la Iglesia está la Jerarquía –Papa, Obispos, Sacerdotes-, con la misión de dirigir y apacentar al Pueblo de Dios, de ejercer de autoridad para toda la comunidad de los creyentes. Esta realidad determina que algunas instituciones y actividades dependen directamente de la autoridad de la Iglesia, mientras que otras dependen de las bases eclesiales o de las fuerzas religiosas consideradas por el propio derecho canónico como autónomas o exentas.

            Esta circunstancia explica que existen realidades directa o inmediatamente dependientes de la autoridad de la Iglesia –una diócesis, una parroquia, determinadas instituciones y actividades-, mientras existen también otras realidades que sólo indirecta o mediatamente se encuentran bajo la autoridad de la jerarquía de la Iglesia, como es la actividad docente o asistencia directamente realizadas por las órdenes o congregaciones religiosas, o cualquier tipo de actividad realizada por las asociaciones eclesiales o por miembros personales de la Iglesia a título particular.

            El recuerdo de la tensión entre lo público y lo privado en la sociedad civil no se puede olvidar. También en la Iglesia lo público considera que detenta prácticamente todo el poder, que es el que representa lo oficial, que es el que tiene que conceder las autorizaciones y trasmitir la misión eclesial, que sus instituciones y sus actuaciones representan directamente a la Iglesia, mientras que las actuaciones dependientes de las fuerzas privadas tienen que estar de alguna manera dependientes de las públicas y tienen  que someterse en parte a sus directrices y a su preeminencia. Es una cuestión de auto y de hetero valoración, sobre todo. El derecho canónico distingue con precisión todos estos campos de interferencia y contiene sutiles precisiones como la exención de los religiosos o la diferente gradación vinculativa de las asociaciones eclesiales. Pero, en la práctica, no son del todo infrecuentes que los comportamientos y las actuaciones de los unos no satisfacen plenamente a los otros, en ambos sentidos.

            La Iglesia, que sufre las consecuencias de ser entidad privada frente al poder público, se ve también obligada a actuar -y de hecho actúa- como una entidad pública frente a las iniciativas privadas eclesiales. Una doble función de la que se derivan múltiples actuaciones y de la que se pueden recoger enseñanzas de todo tipo, por ambas partes. Ejercer la doble función, situarse simultáneamente en ambos campos, enseña mucho a todos.

domingo, 13 de octubre de 2013

PÚBLICO Y PRIVADO, SIEMPRE EN DISCORDIA

      La concepción de lo público y lo privado se presta a muchas interpretaciones y a múltiples desavenencias. Diré algunas.
          He vivido más la oposición y el enfrentamiento entre lo público y lo privado en el campo de la enseñanza. Los centros públicos, tanto universitarios como no universitarios, se sienten fuertes ante los centros privados. Los públicos son los que buscan el bien de todos, la atención indiscriminada a los pobres, el servicio siempre gratuito y desinteresado, la presencia en los sitios en los que no se suelen establecer los centros privados. Son una serie de prerrogativas que los enaltecen y les permiten mirar con cierta arrogancia -en ocasiones, desprecio- a los centros privados. La oferta pública desearía cubrir todo el campo, hacer innecesaria a la oferta privada. A este respecto, tengo recuerdos personales del momento en el que se estaba generalizando la enseñanza infantil en Andalucía (de 3 a 5 años), y la entonces Consejería de Educación, frente a la presión de los privados que la querían también implantar de forma concertada=gratuita, repetía hasta la saciedad que, antes de atender a la enseñanza privada, había que completar la red pública; esto es, se difería la implantación de enseñanza infantil concertada y gratuita hasta el momento que el establecimiento completo de la red pública hiciese innecesaria la oferta privada. La actual eliminación de ciertas unidades concertadas en el presente curso, aunque ya no me encuentro directamente implicado en el tema, creo que responde a la misma filosofía: como la oferta pública es capaz de atender a estos niños, se suprime la oferta privada.
         La otra cara de la moneda siempre ha sido que, contando con menos medios, la enseñanza privada concertada siempre ha gozado de las preferencias de los padres de los alumnos, a la hora de elegir centro para sus hijos. La dotación pública de los centros concertados se cifraba, en los años en los que estaba directamente metido en estos asuntos, en alrededor del 75 por ciento de la que percibían los centros públicos. Con menos medios, mejor resultado.
         Sé que el asunto es mucho más complejo. Que la enseñanza concertada dispone de medios no cuantificados económicamente, como el lugar donde se encuentra implantado el centro, la extracción social del alumnado medio, el régimen laboral del profesorado, la aportación ocasional de los padres, etc, que no permiten sacar conclusiones muy simplistas de la comparación entre los centros públicos y los privados. También es obligado tener en cuenta que la generalización es engañosa y conduce a conclusiones inexactas, pues ni los centros públicos son todos iguales, cuentan con idénticas preferencias de los padres, no los centros concertados cuentan con los mismos medios económicos y ambientales. Las comparaciones generalizadas se prestan siempre al error y a las injustas apreciaciones.
          Resulta imposible entrar en matices. Aún evitando al generalizaciones abusivas, resulta claro que existen diferencias, si se tienen en cuenta la rasgos apuntados. Me quedo con que no es adecuada la mutua desvaloración, y menos los no infrecuentes menosprecios. No es justo tampoco que la red pública pretenda la exclusividad, el estrechamiento de las condiciones de posibilidad de la red privada. Tampoco resulta adecuado que la red privada no cuente con los imponderables medios no económicos que la diferencian. 
       Lo público y los privado deberían simultáneamente buscar el bien común, cada uno con sus diferencias y sus procedimientos, sin descalificaciones radicales del otro.
          El tema se presta a seguir tratándolo otro día. Ahora sólo indico que en el momento actual, en el trasfondo, la discusión sobre el tema es álgida con una nueva ley de educación situada sobre la mesa parlamentaria y con las prolongadas discusiones sobre la no tal vez bien denominada privatización de los centros sanitarios madrileños. La discusión sobre lo público y lo privado apasiona mucho y raramente se aborda con ecuanimidad.                     
          

lunes, 30 de septiembre de 2013

Reflexiones rápidas sobre la procesión Mater Dei

          Asistí en la Plaza del Obispo, en un lugar privilegiado y por circunstancias que no hacen al caso, a la magna procesión Mater Dei, celebrada en Málaga el sábado 28 de septiembre por la tarde. El largo desarrollo de la misma, bastante más de dos horas, me invitó ha hacer algunas reflexiones que ahora comparto:
           1. Explosión desmesurada. La primera impresión recibida es la de la auténtica explosión popular que desencadenó el acto. Las tribunas instaladas en la Plaza del Obispo y en las calles adyacentes estaban del todo rebosantes. Por las fotos aparecidas después en la prensa, he visto que las calles del recorrido estaban también estallantes. Larios era todo un espectáculo desbordante. Toda esta desmesura de público me plantea la principal pregunta de la tarde, ¿por qué tanta afluencia de público?, ¿a qué obedece este fenómeno? 
         2. Hondura. El haber contemplado tan de cerca el desfile completo, me permite valorar la hondura que en desfile se percibía. La impresión producida por la concentración y la intensidad de los gestos de los numerosísimos hombres de trono era tal vez la más fuerte. Pero todos los participantes desfilaban también con seriedad ejemplar. Entre el público tan numeroso supongo que habría una variedad grande de sentimientos, más o menos intensos. A mi alrededor, percibí atención y hasta devoción en muchos casos. 
         3. Colorismo. No se puede negar que el conjunto era de un gran colorismo, constituyendo todo el fenómeno un gran y majestuoso espectáculo. El oscuro dominante en los trajes tanto masculinos como femeninos ofrecía contraste con el colorido de los estandandartes, de las flores y de las velas, del oro y variedad de todo el conjunto de los tronos. El olor de los nardos era embriagador. Todos los sentidos recibían impactos fuertes con los distintos elementos del desfile procesional.
         4. La fuerza de lo popular. Lo que más me impresionó es el entusiasmo que se veía palpable en la multitud. ¿Cómo se explica la atracción ejercida sobre los hombres de trono para el mayúsculo esfuerzo físico desplegado en una procesión como ésta, con un gran peso encima, en posturas exageradamente incómodas, con fidelidad extrema en los modales, en el vestuario, en la obediencia total a la campana y a la voz del mayordomo y de los capataces? ¿Qué explica que a todo esto se sometan jóvenes y hombres hechos y derechos, de muy diversa extracción social, incluso de muy diferentes conexión eclesial? Los numerosos integrantes del desfile, ¿por qué se sienten atraídos para participar activamente, con el cirio o los estandartes a cuesta, en una ceremonia tan extensa? Y toda la masa inmensa de los espectadores, ¿por qué acuden?, ¿qué les mueve a abandonar la comodidad de la casa para esperar horas al paso del desfile? La imperiosa fuerza del pueblo, de los participantes activos y de los espectadores, es el impacto más fuerte de esta magna procesión. La motivación, las respuestas a todas estas preguntas y a las que al principio dejé abierta, se podrán tal vez discutir: pero la fuerza del fenómeno resulta en todo caso indudable.
          5. Contraste de lo popular y de lo eclesial. Las personas más cercanas a la Iglesia no siempre entienden la fuerza popular de fenómenos de este tipo. Pueden no comprender, y hasta puede surtir incluso el escándalo y hasta la protesta, de que estas personas y estas masas se sientan motivadas para tomar parte en estas manifestaciones, y no para participar en los actos más directamente eclesiales, para asistir a la Eucaristía dominical o para intervenir consciente y activamente en los restantes sacramentos de la Iglesia. En este caso, el contraste estaba centrado entre la afición cofradiera -"Semana Santa en otoño", titulaba un periódico- y la vinculación eclesial más estricta, ni siquiera muy numerosamente activa en toda la manifestación producida. El contraste resultaba muy patente.
          6. Agrupación de Cofradías. La Iglesia oficial en este caso ha tenido el acierto de confiar del todo y hermanarse fraternalmente con la Agrupación de Cofradías, la asociación eclesial que se ha encargado directamente de toda la organización de la Mater Dei. La colaboración ha funcionado bien hace meses y la presidencia final del obispo ha refrendado la participación estrecha entre ambas instituciones. La Agrupación, con todo, ha demostrado una madurez y un poderío que le avala sobradamente para cualquier oro tipo de manifestación en la que se pueda embarcar. El enlace entre los valores eclesiales más auténticos y el dinamismo fuerte semanasantero ha funcionado ejemplarmente en este caso. 
         7. Contenido teológico. Una persona perteneciente al mundo de la Semana Santa me decía al final del acto: "Todo me ha gustado mucho, aunque reconozco que ha habido un aire al que nosotros no estamos acostumbrados". Efectivamente, el acto estuvo todo construido desde un fundamento teológico riguroso, con una selección de las siete imágenes participantes no en función de su popularidad sino de la afinidad con el contenido sólidamente teológico que se quiso dar a toda la manifestación, una detallada exposición y desarrollo del "camino de la fe de María", cerrando así prácticamente el "Año de la Fe" que ha estado la Iglesia celebrando. Toda la masa participante en el acto no habrá penetrado hasta el fondo de la riqueza teológica que ha inspirado las oraciones y lecturas -¡muy bien preparadas!- y la organización completa del acto, pero este contenido se ha ofrecido a todos para que cada cual mastique y saboree lo que haya cabido en su boca. 

         La asistencia al acto ha merecido la pena. Penetrar el sentido de una manifestación popular no resulta tarea fácil. Tal vez puedan ayudar para ello esta rápidas y sencillas reflexiones, expuestas para que puedan ser refrendadas o discutidas por los que quieran entrar en el tema. 
   

lunes, 23 de septiembre de 2013

FRANCISCO, LANZADO Y REFLEXIVO

         Los últimos días, el Papa Francisco está siendo de constante actualidad. Tras el viaje trepidante a Brasil, tuvo el arrojo de responder a las preguntas del Director ateo del diario La Republica, se embarcó plenamente en defensa de la paz frente a los dirigentes más poderosos de la tierra y, en esta última semana, descubrió sus más hondas intimidades en el largo diálogo con el jesuita Antonio Spaldaro para las revistas culturales de la Compañía de Jesús. Una auténtica carrera de obstáculos, resulta con mucha agilidad y soltura. Y continúa cada día, como en su discurso de ayer sobre el dinero en Cagliari...
         En la larga entrevista ahora concedida -27 páginas, con un auténtico desnudamiento respecto a su persona y en relación a sus proyectos-, habla mucho del "discernimiento", un término plenamente ignaciano que intenta descubrir lo que el Vaticano II describió como los "signos de los tiempos", un camino para descubrir la voluntad de Dios en el contexto diario de la vida: "el discernimiento en el Señor, dice Francisco, me guía en mi modo de gobernar". 
         Lo que más me llama la atención en toda la exposición del Papa es que no habla desde la teoría, desde lo averiguado en el estudio, sino desde la vivencia, desde lo que ha extraído desde su reflexión sobre la vida. Hablando de la Compañía de Jesús, afirma que sólo se puede explicar "de forma narrativa"; esto es, no desde "la explicación filosófica o teológica", en las que dice que siempre "se puede discutir", sino desde la "reflexión sobre el proceso", desde el discernimiento sobre la realidad concreta, que permitirá entrever algún tipo de solución pero no el descubrimiento de la verdad completa. Por esto dice que el jesuita debe ser un "hombre de pensamiento incompleto, de pensamiento siempre abierto". 
         No habla de lo que sabe por el estudio, sino de lo que ha experimentado -discernido- en el transcurso de su historia personal. Esto resulta posible porque es un hombre de profunda oración personal. Lo que alaba del P. Arrupe -ser un hombre de oración- lo tiene él también personalmente. La parte más emotiva y jugosa de su entrevista es la que habla de la forma que tiene él de orar. Dice que tiene una "oración memoriosa, llena de memoria, de recuerdos, de mi historia y de lo que Dios ha hecho en la Iglesia". Principalmente de la oración es lo que da retranca a su vida, la que le permite no ser víctima de los primeros impulsos sino de lo que la reflexión ante Dios y con Dios le ilumina.
         El mejor retrato de conjunto del Papa Francisco, de la personalidad rica que toda la larga entrevista ayuda tanto a desvelar, tal vez esté en los rasgos que él da de la personalidad del Beato Fabro, el santo que él se propone como modelo: "diálogo con todos, incluso con los más lejanos y con los adversarios; la piedad sencilla, incluso con cierta ingenuidad; la disponibilidad inmediata, el atento discernimiento interior; el hecho de ser hombre de grandes y fuertes decisiones y, al mismo tiempo, capaz de ser muy dulce, muy dulce...".
         El Papa Francisco, un hombre del que cada día descubrimos nuevas facetas, un misterio aún no descubierto del todo y que todavía no puede deparar muchas sorpresas.

lunes, 16 de septiembre de 2013

REINICIO, CON NUEVA MIRADA A SIRIA

         La información sobre Siria está ya siendo tan abundante y tan difícil de interpretar que existe el riesgo de la saturación: dejar de interesarse sobre el tema, por considerarlo impenetrable o inabarcable.
      Personalmente, me ha sorprendido la valentía del Papa Francisco, al atacar directamente el enfrentamiento radical prometido abiertamente por Obama: se ha empleado a fondo, pidiendo los recursos espirituales de la oración y el ayuno pero empleando al mismo tiempo todos los recursos humanos diplomaticos (carta personal a los directivos del G 20, convocatoria a todos los embajadores ante la Santa Sede) para intentar detener la ofensiva de Obama. Después de todo este esfuerzo del Papa -post hoc, sin que se pueda concluir que propter hoc-, se ha logrado un acuerdo Estados Unidos-Rusia, que difiere al menos el tan temido estallido bélico.
       Antes de la interrupción veraniega de Tras mi vidriera, el 13 dejunio pasado, formulé ya la pregunta de ¿Qué está pasando en Siria? El interrogante está cada vez más abierto.  
         Me ha admirado el lúcido artículo de Rafael Argullol (profesor de Estética en la Pompeu Fabra, catalana, EL PAÍS del 1 septiembre pasado), en el que, tras referir recuerdos personales recogidos directamente en Siria de tolerancia por parte de guías musulmanes y católicos, de taxistas y catedráticos, incluye dos impresonantes conclusiones: 1) "La información sobre aquel país -un volcán político y militar, pero también una filigrana espiritual- ha sido, por lo general, desoladoramente superficial y maniquea: nadie se atreve a introducir el punto de vista de la complejidad, el único que nos podría ofrecer una real aproximación a la realidad siria".  2) "En los dos últimos años, he seguido con mucha atención las noticias procedentes de siria, sin lograr formarme una idea medianamente coherente de lo que ocurre... Me disgusta no poder tener una idea nítida de lo que actualmente acontence en Siria". El temor del autor, que da título al artículo es que, en Siria, " el patrimonio del espíritu se convierta en mero botín de guerra". 
         Un power point, que circula estos días por la red, presenta Lo que no conocemos de Siria, una serie de fotografías sobre el desarrollo, la riqueza cultural y el colorido folklore de este pueblo, para mí ciertamente sorprendentes. 
         Hay que mirar de nuevo a este país, hay que seguir interesándose por la realidad enigmática de Siria, cuyos secretos nos irán desvelando poco a poco los hechos, más allá de las informaciones torcidas.  

 

domingo, 7 de julio de 2013

AVISO DE INTERRUPCIÓN

          Quiero avisar que voy a hacer una interrupción temporal de "Tras mi vidriera". Durante el verano que ahora empieza, voy a tener muchos desplazamientos y ocupaciones fuera de mi residencia habitual, y prefiero no dedicar atención a la redacción y cuelgue de estas sencillas colaboraciones. Esto me brinda ocasión para lanzar ahora una mirada a lo que vengo haciendo.
          La estadística del blog me informa que son 75 las "páginas" que hasta ahora he publicado, 32 en el final del año 2011, 29 en 2012 y 32 en los meses transcurridos de 2013. Con el propósito no muy firme de "colgar" algo cada semana, escribo cuando un tema me provoca, cuando algo ocurrido a mi alrededor o descubierto por la prensa se me hace acreedor de un comentario. En este último año, me he propuesto dedicar cada semana una mirada al contenido del evangelio dominical - "Siete días"-, pero todo  lo demás es fruto de una improvisación anárquica.
          Mantener un blog es una tarea que requiere afición y fe, pues no tiene uno ecos definidos de los efectos producidos. Me dice la estadística que son 3.024 las "páginas vistas", pero ésta es una aproximación muy imprecisa del eventual público al que se está llegando. Todavía resulta más enigmática la procedencia, pues que las páginas leídas en España sean 1.927 parece bastante normal, pero que haya 426 en los Estados Unidos, 184 en Rusia, 32 en Letonia y 18 en Rumanía, produce un innegable desconcierto. No hay información de los que abren la página y no la leen, ni se sabe tampoco cuántos son repetidos entre los supuestos "lectores".
          Un interrogante mayor y una fuente adicional de confusión produce el que el blog se haga presente en varios "sitios". La estadística anterior se refiere a los que entran en el blog a través de los buscadores directos: Google, Chrone, etc. Pero las "entradas"  las suelo incluir también en los sitios que tengo en Facebook y en Twiter, y no tengo información alguna de los que se acercan a ellas través de estas plataformas. Desde hace un par de meses, lo que yo escribo se publica también entre los blogs del diario La Opinión de Málaga, sin que este medio me ofrezca tampoco información de los lectores que "entran" en los distintos blogs acogidos en el sitio y en el sistema informático del diario.
          La cueva, por tanto, no está muy iluminada. No me llega información precisa de las personas que se acercan a conocer el contenido de estas páginas. Algunos pulsan el "me gusta" o añaden incluso un "comentario", pero son pocos y sus aportaciones no resultan suficientemente significátivas. La comunicación entre el "emisor" y el "receptor" no es lo perfecta que se podría esperar en los actuales niveles de progreso. Pero algún tipo de latido de los recipiendarios se percibe, y esto es suficiente para mantener viva la llama de la comunicación. 
          Tras la interrupción veraniega, volveremos a encontrarnos.


martes, 25 de junio de 2013

DEMOCRACIA DIRECTA, ¿posible? ¿conveniente? ¿necesaria??

         Los movimientos masivos en la calle son un fenómeno popular reciente, que despierta grandes interrogantes.
        Túnez, Egipto y Libia, con "final feliz" por el derrocamiento del régimen político anterior. Los "descontentos" o "insatisfechos" españoles del 15 M, fuertes en el comienzo y radicalizados al final hasta llegar a la desintegración. Estados Unidos, Rusia y, últimamente, Turquía y Brasil... Son movimientos populares masivos, que se asientan en un enclave urbano simbólico, con carencia generalizada de estructuras de gobierno y hasta de líderes representativos, que saben con más claridad lo que no quieren -los motivos de la protesta- que las fórmulas concretas para llegar a posibles soluciones. Son intentos de democracia directa, sin estructuras políticas organizadoras, en los que dominan más los gritos y pancartas de carácter utópico que la organización dirigida a unos claros objetivos políticos o económicos.
         La opinión pública se ha dividido mucho ante estos fenómenos. Los que apoyan convencidos en los comienzos los motivos de las protestas se han visto en ocasiones posteriormente desconcertados, porque el movimiento no llega a nada o se radicaliza hasta extremos indefendibles. La participación en estas movidas no es todo chusma desalmada, pues dominan también frecuentemente en ellas la representación de personas con estudios y con convicciones muy serias.
         De las recientes y fuertes manifestaciones en Brasil, he visto dos características casi contradictorias. El cántico pegadizo inicial "Ven, ven a la calle, ven... contra el aumento, ven", que unía contra el aumento de precios, la corrupción, la falta de trasparencia de los gastos públicos, los excesos de inversiones del Mundial de fútbol, los atropellos de los derechos de los homosexuales o el reclama contra el transporte, fue sin saber cómo sustituido por otro cántico igual de pegadizo pero diferente y con el que no sintonizaba ya mucha gente, "¡Ven, ven a la calle, ven... contra el Gobierno, ven". El casi contradictorio síntoma ha sido una queja de muchos porque "la derecha se quiere apropiar de esta movimiento", sobre todo por parte de los nacionalistas extremos (EL PAÍS, 22 Junio 2013, página 4).
          La indefinición, la disparidad de opiniones, el desconcierto ante estos fenómenos es bastante generalizado. Los entusiastas de estas corrientes parecen haber olvidado que la democracia directa, totalmente popular y sin estructuras organizativas, muy difícilmente resulta posible; que es verdad que la auténtica democracia no es suceptible de recibir adjetivos calificativos -los intentos de "democracia orgánica" fueron del todo infecundos y dejaron muy mal recuerdo en España-, pero que también es verdad que la democracia de total representación popular resulta imposible, que la desautorización de la la autoridad sin urnas resultará siempre problemática. Al considerar la organización mínima imprescindible, inevitablemente con defectos, el famoso dicho de Churchil sigue vigente. "La democracia es el menos malo de los sistemas políticos".
          El tema sigue encima de la mesa. Es difícil llegar a condenas o aprobaciones totales. Por supuesto, no todas las situaciones son iguales Será también necesario que el tiempo decante una valoración más estable y más universalizada sobre estas tan diferentes manifestaciones masivas. Mientras tanto, habrá que afinar el discernimiento en cada una de las ocasiones, sin llegar alegremente a a valoraciones definitivas.

sábado, 22 de junio de 2013

Siete días: INTERPELACIÓN PERSONAL

En la relación entre persona y persona, interesa mucho conocer quién es realidad el otro, quien es la persona con la que estoy hablando o con la que estoy manteniendo contacto.
No es fácil llegar a conocer al otro. Los pliegues de la personalidad son muy enrevesados, y resulta difícil llegar a conocer todos los rincones que guardan los secretos del carácter de los demás. Más difícil aún es lograr intuir si el otro tiene clara conciencia de quién es uno, si el otro conoce bien  las características de la persona con la que está hablando.
En el centro de los Evangelios sinópticos, en el cruce entre la larga estancia de Jesús en Galilea y el inicio del camino que después emprende hacia Jerusalén, se encuentra la escena leída este domingo en las Iglesias, en la que Jesús pregunta abiertamente a los discípulos: “Vosotros, ¿quién decís que soy yo?”.  Es la inquietud por conocer si el que se mantiene en contacto con uno, sabe a qué atenerse sobre la persona con la que está hablando.
El equilibrio en la relación se mantiene si los dos comunicantes tienen claro conocimiento de la verdadera identidad del otro, si saben a qué atenerse en el contacto con el interlocutor. No se trata de conocimientos teóricos o de referencias superficiales sobre el lugar de nacimiento, la altura y el peso, o las preferencias extrínsecas sobre gustos, colores o formas de descanso. Sobre todo importa el conocimiento más profundo del otro: cómo es, cómo reacciona ante las dificultades, cuáles son sus objetivos en la orientación de la vida o en el caminar de cada día.
La recta vivencia religiosa no se conforma con la realización de determinadas prácticas o la guarda de concretas prescripciones morales. Para el cristiano, la vida religiosa consiste en conocer a la persona de Jesús y en seguir los ejemplos de su vida terrena. Es más el seguimiento de una persona que el cumplimiento de unas normas. San Ignacio pedía conocimiento interno de Jesucristo, para, sobre la base de este conocimiento, orientar la propia vida para amarlo y seguirlo mejor.
El trato entre diversas personas, la clarificación de la relación humana, exige esta interpelación personal. La pregunta directa sobre lo que uno piensa del otro, para, sobre esta base del conocimiento mutuo, poder avanzar en lo que culmina la relación humana, el amor y la voluntad de seguir las huellas vitales que marcan el sendero por el que el otro camina. La interpelación personal posibilita que la relación se establezca sobre bases sólidas y pueda avanzar y llegar a metas comunes.

Estas normas de convivencia clarifican y dan proyección de futuro tanto a la  relación humana como a la organización interna de la vivencia religiosa. –sin conocimiento y aceptación de la persona de Jesús no hay vida cristiana auténtica.

jueves, 13 de junio de 2013

¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN SIRIA?

          Orientarse sobre lo que está pasando en Siria no resulta nada fácil.En un reciente artículo de portada del Time he leído que la guerra mediática que se está produciendo al informar sobre Siria es tan importante como la guerra armada que allí está teniendo lugar. 
          En un lejano mensaje navideño del Patriarca responsable de la Iglesia católica de aquel país, ya me llamó mucho la atención que no se descargaba toda la responsabilidad en el Presidente político Assad, sino que se pedía hacer esfuerzos por las dos partes para llegar a un acuerdo de paz, que desplazase la guerra armada. 
          Ahora he visto un nuevo comunicado del Patriarca de la Iglesia Católica Siria, Ignacio José III Jounan, en el que me sorprende la afirmación de que es "una mentira y una hipocresía" el hacer creer que de lo que se trata ahora en Siria es de la "promoción de la democracia o del pluralismo". Según este autorizado testimonio lo que allí hay es "una violencia tal que sólo conduce al caos y a la guerra civil". 
           Este planteamiento descarta el que allí hay la lucha entre un dictador y unos rebeldes bienintencionados, como se nos está transmitiendo normalmente en Occidente. El Patriarca deja claro que la Iglesia católica no está "de parte" del Presidente Asad, pues reconoce que éste "debe hacer reformas, verdaderas reformas, tanto en el campo de la política como en el de las libertades civiles; pero deja igualmente claro que en "la marginación del régimen no está la solución", pues el recambio vendría de "grupos fundamentalistas". La opinión del Patriarca católico no está, por tanto, a favor sin más de los que están ahora luchando contra el Presidente Assad. 
          En otro medio he visto también la denuncia del Patriarca católico de que los rebeldes tiene presos a dos sacerdotes católicos, y que a esta información no se le da al tratamiento informativo que tendría si los presos fueran periodistas.
          Orientarse sobre lo que está pasando en Siria no resulta, por tanto, nada fácil. Me sorprende mucho que casi toda la información que nos está llegando de esta "guerra" está dada desde los rebeldes y casi ninguna desde fuentes directamente sirias. Sospecho que mucho tiene que ver en esto el hecho de que las grandes agencias informativas están en manos de los judíos y que la cercanía de Israel al conflicto resulta realmente determinante.
          No resulta todavía posible hacerse una idea meridianamente clara al respecto. Pero sí conviene destacar que el tema no está nada claro y que cualquier solución totalizante resulta por ahora simplista. 
          

viernes, 7 de junio de 2013

Séptimo día: COMPASIÓN

         Un sentimiento ambivalente es la compasión. Puede ejercerse desde la superioridad, con cierta altanería, casi despreciando al objeto de compasión; pero, de esta forma, el sentimiento no merece el nombre de compasión, sería más bien un acto más cercano a la soberbia, al sentirse por encima del otro, al horror en todo caso por lo desagradable que se encuentra en la persona que sufre una desgracia.
         Más allá de esta posible ambivalencia, la compasión es un sentimiento noble, que dignifica mucho al que la experimenta. Compasión es sentirse afectado por el sufrimiento o la desgracia de otra persona. Cuando alguien pasa por una situación difícil resulta enormemente gratificante experimentar que otra persona se interesa, se afecta, se preocupa por buscar soluciones, hace lo posible por ayudar al que lo está pasando mal. Com-pasión hay cuando alguien hace com-pañía a la pasión por la que otro está pasando; es una comunión con el sufrimiento ajeno, una participación y un acompañamiento con el que pasa por una situación mala, un intento de solucionar los males de los demás. Todo esto va implícito en la palabra compasión. 
          El Evangelio de este domingo dice que Jesús experimenta compasión por el hijo recién muerto que le sacaban a enterrar a una viuda de Naím (con menos exactitud, algunos usan aquí la palabra "lástima"). En otra lectura de este mismo domingo, el profeta Elías siente también compasión por hijo de otra viuda veterotestamentaria que se echa a morir. La ayuda milagrosa que se produce es una consecuencia de la compasión experimentada, más que una demostración de poder taumatúrgico.
          En tiempos de problemas, la compasión es aún más necesaria. Ante la actual crisis económica, las posturas son muy diversas, desde las protestas más airadas hasta las defensas más insospechadas. Hay quien encuentra, en las situaciones deplorables, motivos para la queja y para la descalificación de los que se consideran culpables de la situación. Hay también quien la compara con situaciones anteriores y saca conclusiones excusatorias sobre el origen de las desgracias. No es infrecuente que la desgracia se convierta en proyectil contra los otros, contra los que valoran la situación de forma diferente.
          Por supuesto que el análisis resulta necesario, que el discernimiento de las causas es oportuno para la búsqueda de las mejores soluciones. No se trata de repartir "sopa boba", como un remedio que no ataque las causas profundas de los males. Pero la compasión ante el problema humano siempre será el humus indispensable para cualquier intento de solución que se pueda acometer. La compasión es el momento anterior a la solidaridad y, también, el dinamismo que debe impulsar todos los intentos de solución a los problemas que hacen sufrir a las personas que nos rodean. El ejemplo de compasión de este domingo debe ser recogido, en estos momentos en los que tantos sufren como consecuencia de los crisis que abruman a la sociedad actual. 

domingo, 2 de junio de 2013

Séptimo día: Caritas

           La fiesta del Corpus Christi, la Iglesia Católica celebra también el día de Caritas.

         Caritas es una institución peculiar de la Iglesia. Sabemos que es el brazo caritativo de la Iglesia, pero su apariencia externa es la de una organización secular. Es cierto que va muy unida a la Diócesis y a las Parroquias, pero su apariencia externa no está bañada de clericalismo. Los que dan la cara por ella son hombres y mujeres seglares, sus mismas dependencias están diferenciadas de las eclesiales y su organización interna muestra tener una cierta autonomía de la eclesial. Caritas es de la Iglesia, pero su imagen externa reviste caracteres propios y mantiene la independencia necesaria para un funcionamiento autónomo. 
          Es generalizado el aprecio a la institución de Caritas. Su imagen es buena, tanto fuera como dentro de la Iglesia. No entra en el recuerdo colectivo ningún escándalo, ni de la institución ni de las personas que actúan en nombre de ella. Ofrecen la imagen de seriedad, de hacer llegar sus recursos de verdad a los más necesitados, de no quedarse en las apariencias ni en los signos externos de poderío. Su misma publicidad -como la exposición ahora abierta en los cartelones de la calle Larios- es moderada, nada triunfalista, con uso incluso algo pobretón de los recursos publicitarios.
          Todo en Caritas va dirigido al cumplimiento de sus fines, a la ayuda a los más necesitados. Y esto lo hacen dando el pez y facilitando la caña de pescar; no negando el pan al que está necesitado de comer, pero atendiendo también a la necesidad estructural, al estudio y a las ayudas que inciden en las causas originales de la pobreza. Los estudios más serios que se han hecho en España sobre la pobreza y sobre sus causas han estado siempre propiciados por Caritas.
         Cumple sus objetivos, porque se ejercita sin más en el ejercicio de la caridad, sin suntuosidad institucional y sin connotaciones paralelas distractivas. El Papa teólogo, Benedicto XVI, en su encíclica primera y más representativa dejó muy claro que "Dios es caridad". Caritas se dedica a hacer visible y ejercer en la sociedad actual lo que es la principal característica del Dios cristiano. Con razón el día se Caritas se celebra en la fiesta del Corpus Christi, en la que  hacemos el recuerdo de la Eucaristía como memorial principal del amor de Jesucristo hacia la humanidad. 
          Para obviar posibles suspicacias, debo decir que no mantengo relación directa con ninguna institución de Caritas, ni conozco personalmente a los representantes personales de la institución. Las expresiones que aquí vuelco no se deben personas conocidas y sólo se refieren al conocimiento que me debe la relación generalizada con la sociedad. 

lunes, 27 de mayo de 2013

COINCIDIR CON LOS OBISPOS, ¿DESAUTORIZA UNA OPINIÓN?

          Dos polémicas actualmente pendientes en España ponen de manifiesto que el mayor argumento esgrimido contra ciertas opiniones es el hecho de que estas opiniones coinciden con el parecer del episcopado español. Me pregunto: Coincidir con el parecer del episcopado, ¿desautoriza a la fuerza una opinión?
         Me estoy refiriendo a las discusiones actualmente abierta sobre el aborto y sobre el proyecto de ley que se va a presentar en el Parlamento sobre la enseñanza. 
          En estas dos cuestiones, ambas discutidas con mucho apasionamiento, lo que más enfurece a los que atacan las posibles actuaciones del Gobierno es que sus ideas y sus proyectos de ley coinciden con las del episcopado español, con las de la Iglesia católica, o con la de algunos de sus líderes más significados.
          Me gustaría que las líneas de argumentación en estos dos temas fuesen las que existan a favor o en contra de las opiniones que cada cual tenga, pero no el hecho de que coincidan o no con el parecer de los obispos. No se trata de hacer o no lo que los obispos quieran, sino de encontrar el camino para beneficiar de la mejor manera posible a la población española, la ciudadanía, como gusta a muchos decir.
       Considero, en consecuencia, improcedente que se dé por hecho que cuando el parecer o la conducta que se propone coincide con la de los obispos es porque se quiere obedecer a los obispos, porque se está mediatizado por la postura de la Iglesia, sin conceder un margen siquiera de posibilidad al hecho de que las razones adoptadas satisfagan los propios razonamientos, los personales planteamientos. 
          La discusión sobre estos temas está trufada. No se discute, no se polemiza, sobre los temas en cuestión -mayor o menor abertura de una posible ley sobre el aborto, posibilidad o no de la enseñanza de la religión en la escuela-, sino que la discusión se centra en torno a la Iglesia y a las posturas de los obispos como representantes oficiales de la Iglesia. No hay nada peor que tener un tema de discusión sobre la mesa, y estar de hecho dirimiendo sobre otras cuestiones -personales, afectivas, interesadas-, que nada o muy poco tienen que ver con el tema sobre el que formalmente se está tratando. La mixtificación, además, del tema de discusión con los obispos y la Iglesia, si en todos sitios sería mala, en España todavía resulta peor, por el histórico y actual enconamiento que tiene todo lo relativo a la Iglesia.
          Cuando el apasionamiento por un tema es muy grande resulta ingenuo o iluso intentar que la racionalidad, las buenas maneras o el fair play, sean los que determinen los procedimientos. Prefiero la ingenuidad y no me importa ser tachado de iluso al demandar más frialdad y menos mistificaciones en la discusión de estas cuestiones.

sábado, 25 de mayo de 2013

Séptimo día: TRINIDAD

         El tema de este domingo, la Santísima Trinidad, parece particularmente alejado de nuestra vida actual, de nuestras consideraciones y preocupaciones en el momento actual.
         Ante todo esta la anécdota agustiniana. El niño intentando traspasar el agua del mar al pocito que ha abierto en la playa, y, ante su extrañeza, la respuesta intranquilizadora que recibe Agustín: "Más difícil que encerrar el mar en el hoyito de la playa es llegar a comprender el misterio de la Santísima Trinidad". 
        Pero no se trata de comprender lo inabarcable para nuestra mente limitada. En cambio, sí podemos fácilmente comprender dos realidades implicadas en la Trinidad.
         La primera es que en Dios hay amor. A Dios no lo debemos concebir como Alguien solo. El amor que es y que posee produce alteridad. El Hijo y el Espíritu son productos del amor que hay en el Padre. En Dios hay amor. Dios es amor. Estas afirmaciones pueden resultar distantes, difíciles de entender tal vez. Pero sí queda claro que en Dios no se debe poner lo contrario de lo que es el amor: odio, inquina, enfado, desinterés, lejanía, distancia, enfrentamiento, enemistad... Cualquier concepto que apliquemos a Dios debe estar más cercano al amor que a sus contrarios.
          Dios es comunidad. Esta es la segunda realidad que la afirmación de la Trinidad refiere claramente a Dios. No sólo no lo debemos concebir como Alguien solo, sino que directamente estamos llamados a imaginarlo como una comunidad, como un trío de tres que se aman intensamente. La aplicación del concepto de comunidad no resulta fácil en el mundo actual: ni los miembros de una familia, ni los participantes de una vecindad llegan a constituir de hecho una comunidad, ni los habitantes de una ciudad, ni los componentes de una autonomía o una nación, ni mucho menos los miembros del conjunto de naciones del planeta. A todos estos colectivos les aplicamos ocasionalmente el calificativo de COMUNIDAD, pero muchas veces esta aplicación alude sólo a la formulación de un deseo, casi de una utopía. Comunidad es una palabra muy sagrada, cuya realización plena podemos encontrar en este domingo en la afirmación mistérica del Dios simultaneamente uno y trino.
         Una afirmación difícil y distante, que encierra aplicaciones cercanas y familiares para loe que aquí y ahora nos acercamos a ella. No hay que llegar a la comprensión intelectual del hecho, porque el mar no cabe en el hoyito de la playa, pero sí a la constatación de realidades cercanas a nosotros -amor comunidad-, que tienen en la Trinidad su realización más plena. Misterio luminoso y cercano.         

lunes, 20 de mayo de 2013

ROCÍO: Gente, Colorido, Hondura, Incomodidad

           Acabo de llegar del Rocío, de los días intensos que ocupan la Romería. Es mucho lo que El Rocío inunda ya a los medios de comunicación, abriendo los informativos y ocupando páginas y páginas de los medios impresos. Voy a referir,  en caliente, lo que a mí más me ha impresionado en estos días del Rocío.
          Gente, lo primero. Mucha gente, de todas las edades, de todos los niveles sociales. Cada año es tradicional entre los rocieros la discusión sobre si ha acudido más o menos gente que el año anterior. La discusión resulta imposible dirimirla, más allá de la cifra aproximativa del millón de personas asistentes. Lo cierto es que la gente es muchísima en todos los actos más numerosa de lo que cualquiera podría imaginar. El traslado de la Virgen desde Almonte al Rocío -quince kilómetros largos por caminos muy enarenados, siempre sobre los hombros masivos y apretados de los almonteños- ya supuso este año un impresionante río humano de alrededor de cinco kilómetros de longitud, con la Virgen en el centro cubierta con el capote que le evitaba el polvo. En la procesión de la madrugada y la mañana del lunes, en las calles sin límites del Rocío, era impresionante el mar de personas arrebujadas con la Virgen vestida del Reina en el Centro. Cuando en tantos actos públicos, sobre todo religiosos, la gente es normalmente tan escasa impacta mucho comprobar todo lo rociero auténticamente desbordado de gente.
          Lo segundo es el colorido. No insistiré en ello porque es lo más conocido del Rocío: los trajes de flamenca y de corto, las comidas y las bebidas (el "rebujito" sólo lo bebo en El Roció), el paisaje con la marisma inundada, los bailes y los cantes, el habitat tan único de las casas en las arenas, etc, etc. Resultaría muy fácil destacar los aspectos más coloristas del Rocío, tal vez el fenómenos más complexivo de toda la riqueza y variedad de lo andaluz.
          Pero lo grande del Rocío es que todo lo externo tan rico y tan aparatoso se compagina con una hondura, que a algunos desconcierta y a los más emociona hasta las entrañas. La hondura es el tercer rasgo del Rocío que quiero destacar. No he visto ningún sitio donde la gente se impresione tanto ante una imagen. El ver a la gente llorando, en el santuario y cuando la Virgen está en la calle, resulta totalmente normal en el Rocío. La gente experimenta sentimientos muy hondos cuando se encuentra ante la Virgen. Y lo que a mí personalmente más me impresiona es que esta emoción honda es universal, no se circunscribe el círculo de las personas devotas o más religiosas. A los actos rocieros acude también mucha gente que no acude mucho a las Iglesias, que no es escrupulosamente practicante, que sólo interviene en actos "religiosos" en el Rocío. La Virgen del Rocío, con sus ojos bajos mirando a la gente, tiene una capacidad de acogida que desborda los esquemas rigurosos. Todos se sienten acogidos por Ella, aunque sus vidas no estén cercanas a lo religioso o no entre en los márgenes estrechos de la moral más exigente. Casi bizantino me resulta discutir si esto "religioso" rociero coincide más o menos con lo religioso evangélico y más auténtico: primero, porque ninguna manifestación religiosa es pura y perfecta, y, segundo, porque sólo Dios sabrá lo que habrá de auténtico y evangélico en estas manifestaciones populares. Lo que, en todo caso, resulta evidente para el que sólo se asoma al Rocío es que allí se respira hondura, que la gente siente muy hondamente sus contactos con la Virgen. 
          Un rasgo último, para terminar. Me decía ayer un amigo: "El Rocío es muy incómodo". Frente a otras manifestaciones masivas o religiosas, el Rocío es seguramente el más incómodo: en los caminos tan penosos, en los alojamientos tan imperfectos, en el polvo o en el frío, en los horarios tan intespectivos, en el poco dormir... Nadie va al Rocío para disfrutar de comodidades. Los sacrificios que exige el acudir al Rocío son una buena garantía de su autenticidad. 
          Existe por supuesto quien ataca al Rocío, quien no lo entiende y lo critica. Un buen comentario he leido estos días en una periódico de Sevilla sobre la "rociofobia". Lo que puedo asegurar es que los rasgos apuntados son verdaderos. Estos rasgos son los que el Rocío, aún en caliente, me inspira. Cada cual cuenta la feria -o el Rocío- según le va en ella. 

viernes, 10 de mayo de 2013

Séptimo día: ASCENSIÓN

         La narración de los Hechos de los Apóstoles cuenta que "lo vieron levantarse hasta que una nube se lo quitó de la vista", y más adelante "Jesús os ha dejado para subir al cielo". Las alusiones son muy explícitas al movimiento de levantarse de la tierra y subir al cielo.
          El cuerpo de Jesús resucitado, sin embargo, no tiene movimiento, ni hacia arriba ni hacia abajo. Tras la resurrección, Jesús, como toda persona que ha muerto está más allá del espacio y del tiempo. No ocupa lugar en el espacio, pues el espacio es terreno y sólo para nosotros los habitantes de la tierra: Jesús resucitado, lo mismo es visto desde un lugar de Europa que de América, Oceanía o África, pues está más allá de la localización geográfica. Ni está situado en el tiempo, pues su existencia intemporal cubre igual el principio que el final de la historia humana. Las categorías del espacio y del tiempo son humanas y sólo a los humanos se refieren.
          Sin embargo, nosotros, los habitantes de la tierra, hablamos de "subir" al cielo y de "bajar" a los infiernos; así como decimos que "ascendió al cielo y se se sentó a la diestra de Dios Padre". Son aplicaciones o proyecciones de lo que está más allá del espacio y del tiempo de nuestras humanas categorías espacio-temporales.
          Como metáforas, estas referencias espacio-temporales nos ayudan a la comprensión. Como todo metáfora, iluminan y clarifican lo que abstractamente nos resulta de mucho más difícil comprensión. Acercan a nuestro mundo lo que está más allá del mismo, Y comprendemos que "subir" es elevarse, ascender, escalar a metas superiores, mientras que "bajar" es todo lo contrario. Podemos y hasta debemos usar estas metáforas, aunque lo hagamos con conciencia de su impropiedad y de sus limitaciones.
          "Ascensión" es un término localizado en el espacio, que debemos abar lo que significa para nosotros. Más allá de la connotación espacial, tiene sin embargo un alto significado para nosotros, dentro de un universo ignoto pero pleno de unas sugerencias que elevan sobremanera nuestro espíritu.
Contención y alegría, por tanto, en el uso de este incalificable término.

sábado, 4 de mayo de 2013

Séptimo día: LA FUERZA DEL ESPÍRITU

          Es más fácil creer en la fuerza material -de los músculos o de un motor de gasolina- que en la fuerza del espíritu. Lo que se ve o se toca, lo que captan los sentidos, se nos impone con más fuerza que lo que sólo es captado por el espíritu. 
          Con todo, el viento no se ve, y se hace muy real cuando nos azota en la cara. Los sentimientos no son abarcables por los sentidos, y se experimentan con fuerza cuando nos asaltan. No son los sentidos los únicos caminos de acceso para la realidad. Hay percepción también de fuerzas ocultas, imperceptibles por los caminos ordinarios. 
          Jesús, hombre histórico y del todo perceptible para los que trataban con él, habló mucho con los discípulos de que les enviaría el "Espíritu". Sobre todo, en las apariciones que tuvo después de resucitado, avisó continuamente de que Él dejaría de ser visible en la tierra, pero que continuaría su presencia mediante el Espíritu: "El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho", dice Jesús en el Evangelio que se lee este domingo en las Iglesias católicas.
          La fuerza del Espíritu es real para el creyente, pero sólo se percibe por la fe. Su presencia no es menos intensa o menos perceptible que lo que se nos impone por los sentidos, pero llega hasta nosotros de forma muy diversa.
          El Espíritu es la fuerza de Dios actuando en la vida humana, y el creyente está convencido de que Dios inspira, hace experimentar determinados sentimientos, comunica su fuerza para las acciones que nos demanda. Dios es tan real para el creyente como las personas con las que cada cual habla, como las realidades con las que uno se cruza en la vida, pero su presencia es de otro orden, su perceptibilidad no resulta obligada y sólo se accede a ella mediante la fe.
          Como, en lo meramente humano, la aceptación de la opinión de otra persona o la misma percepción de todo lo que está fuera de nosotros, también se realiza por la fe humana en lo que lo nos dicen las otras personas o la credibilidad en lo que los sentidos nos hacen experimentar. La fe es el camino necesario para llegar a la posesión de la verdad.
           También y mucho más en el campo de lo transcendente, la fe resulta del todo insustituible. Y es el Espíritu el que hace actuar la fe, el que realiza en nosotros aquello a lo que sólo por nosotros mismos no podríamos llegar o no podríamos alcanzar. El Espíritu es la fuerza de Dios actuando en nosotros. Hay que contar con esta fuerza para entrar, movernos y actuar en el mundo   -real, de otra manera- de la fe. Un saludo de acogida al Espíritu, a la fuerza de Dios en nosotros

jueves, 2 de mayo de 2013

NO SERVIMOS PARA EL 3 DE MAYO

         Hacer lo heroico puede resultar más fácil que hacer lo rutinario.
         Recibí este mensaje, hace muchos años, creo recordar que en un verso del escritor
hoy muy olvidado, José Mª Pemán. Decía, más o menos, que el español sirve para hacer
el 2 de mayo, pero es incapaz de completar su heroísmo, llevando adelante las tareas
más rutinarias que se inician el 3 de mayo.
         Recuerdo el contenido de este viejo verso en la jornada del 2 de mayo. El día de hoy
es festivo sólo en Madrid -cuando llueve en la capital de España, se ofrece desde Madrid una
información del hecho como si estuviese lloviendo en toda España-, pero el recuerdo de
aquella hazaña podemos evocarlo hoy también en todo el país.
         La gesta en un solo día, el acto heroico de la sublevación popular realizada en este día
frente a los invasores franceses, es muy propio del pueblo español. En puntuales
momentos difíciles, en ocasiones en las que hay que dar el puñetazo en la mesa, cuando
resulta necesaria una ayuda extraordinaria, el español es muy capaz de dar el paso
adelante, de realizar lo aparentemente difícil. Es muy significativa la conmoción y
la ayuda muy elevada que se consigue en los momentos de emergencia, cuando sólo
resulta imprescindible una respuesta puntual.
          Otra cosa es dar el cayo todos los días. La tarea bien hecha en todos los momentos,
la constancia cuando no hay emergencias, el cumplimiento exacto cuando resulta también
posible el descuido y el pasar por alto. Surge con frecuencia en España la chapuza, el
arreglo mal hecho, el salir del paso sin tener paciencia para hacer las cosas bien, mientras
que en otros países -Inglaterra, por ejemplo- prefieren hacer bien las cosas a terminarlas
rápidamente y sin calidad.
         A todo esto alude la afirmación de que servimos para el heroísmo del 2 de mayo,
pero somos menos capaces de arremeter con las tareas ordinarias que se inicial el 3 de mayo.
Constancia en los trabajos grises, este es el deseo que hoy formulo para todos los que habitamos,
todos los días, en nuestra España.        

viernes, 26 de abril de 2013

Séptimo día: NO AL INMOVILISMO

          Los jóvenes no se acordarán de quien fue el Cardenal Ottaviani. En el Concilio 
Vaticano II, de cuya apertura celebra el actual Año de la Fe el Cincuenta Aniversario, 
el Cardenal Ottaviani actuó como principal protagonista del ala más tradicionalista de 
la Asamblea. La  máxima que figuraba en su escudo cardenalicio era "Semper idem", 
siempre lo mismo; esto es, no cambiar nada.
        Hay personas a las que cualquier posible cambio les cuesta una barbaridad. 
Siempre hay que acostarse a la misma hora, ver el mismo telediario, tener exactamente
las mismas orientaciones en la vida, educar a los hijos "como mis padres me educaron 
a mí". Por el contrario, cambiar la situación de los muebles en la casa, improvisar lo que 
se va hacer, aceptar que se hagan o se piensen cosas nuevas, cuesta sobre manera a 
algunas personas. Lo peor de este inmovilismo no son las costumbres externas, sino 
todo lo que se refiere al campo ideológico. Lo novedoso, siempre es malo; lo que se ha
hecho, se ha pensado o se ha decidido siempre es lo que, sin atender a elmentos nuevos,
hay que hacer, pensar y decidir, tanto en la vida ordinaria como en las circunstancias 
extraordinarias. "Semper idem", no hay por qué estar buscando los cambios en la vida.
          La Iglesia suele ser tachada de inmovilismo, de no aceptar los cambios que 
demanda la vida social. Los más revolucionarios, los que quieren que todo cambie, los
que imponen drásticamente la alteración de las costumbres no están mayoritariamente
de parte de la Iglesia, y muy frecuentemente la combaten desde fuera.
          Por todo esto, viene muy bien hoy escuchar una frase de una de las lecturas 
dominicales, tomada del Libro del Apocalipsis: "Vi un cielo nuevo y una tierra nueva,
porque el primer cielo y la primera tierra han pasado". Es una llamada al cambio, a la 
innovación, a comenzar a hacer y a pensar las cosas de formas diferentes, a no vivir
encastillados en los mismos supuestos y en las mismas costumbres sino estar abiertos
a nuevas formas de pensar y nuevos procedimientos de actuación.
          La tradición, por supuesto, tiene un valor. Hay que conservar, no alterar, 
determinadas costumbres y opiniones. Pero resulta muy necesario abrirse a "los cielos 
nuevos y la tierra nueva" para no caer en inmovilismos estériles e inoperantes. La 
concreción de todo esto no siempre resulta fácil, pero la corriente de aire fresco que 
supone la frase del Apocalipsis conviene que inunde a la sociedad y a la Iglesia. No al
al inmovilismo. Sí a la apertura a todo lo bueno de lo nuevo.