domingo, 13 de octubre de 2013

PÚBLICO Y PRIVADO, SIEMPRE EN DISCORDIA

      La concepción de lo público y lo privado se presta a muchas interpretaciones y a múltiples desavenencias. Diré algunas.
          He vivido más la oposición y el enfrentamiento entre lo público y lo privado en el campo de la enseñanza. Los centros públicos, tanto universitarios como no universitarios, se sienten fuertes ante los centros privados. Los públicos son los que buscan el bien de todos, la atención indiscriminada a los pobres, el servicio siempre gratuito y desinteresado, la presencia en los sitios en los que no se suelen establecer los centros privados. Son una serie de prerrogativas que los enaltecen y les permiten mirar con cierta arrogancia -en ocasiones, desprecio- a los centros privados. La oferta pública desearía cubrir todo el campo, hacer innecesaria a la oferta privada. A este respecto, tengo recuerdos personales del momento en el que se estaba generalizando la enseñanza infantil en Andalucía (de 3 a 5 años), y la entonces Consejería de Educación, frente a la presión de los privados que la querían también implantar de forma concertada=gratuita, repetía hasta la saciedad que, antes de atender a la enseñanza privada, había que completar la red pública; esto es, se difería la implantación de enseñanza infantil concertada y gratuita hasta el momento que el establecimiento completo de la red pública hiciese innecesaria la oferta privada. La actual eliminación de ciertas unidades concertadas en el presente curso, aunque ya no me encuentro directamente implicado en el tema, creo que responde a la misma filosofía: como la oferta pública es capaz de atender a estos niños, se suprime la oferta privada.
         La otra cara de la moneda siempre ha sido que, contando con menos medios, la enseñanza privada concertada siempre ha gozado de las preferencias de los padres de los alumnos, a la hora de elegir centro para sus hijos. La dotación pública de los centros concertados se cifraba, en los años en los que estaba directamente metido en estos asuntos, en alrededor del 75 por ciento de la que percibían los centros públicos. Con menos medios, mejor resultado.
         Sé que el asunto es mucho más complejo. Que la enseñanza concertada dispone de medios no cuantificados económicamente, como el lugar donde se encuentra implantado el centro, la extracción social del alumnado medio, el régimen laboral del profesorado, la aportación ocasional de los padres, etc, que no permiten sacar conclusiones muy simplistas de la comparación entre los centros públicos y los privados. También es obligado tener en cuenta que la generalización es engañosa y conduce a conclusiones inexactas, pues ni los centros públicos son todos iguales, cuentan con idénticas preferencias de los padres, no los centros concertados cuentan con los mismos medios económicos y ambientales. Las comparaciones generalizadas se prestan siempre al error y a las injustas apreciaciones.
          Resulta imposible entrar en matices. Aún evitando al generalizaciones abusivas, resulta claro que existen diferencias, si se tienen en cuenta la rasgos apuntados. Me quedo con que no es adecuada la mutua desvaloración, y menos los no infrecuentes menosprecios. No es justo tampoco que la red pública pretenda la exclusividad, el estrechamiento de las condiciones de posibilidad de la red privada. Tampoco resulta adecuado que la red privada no cuente con los imponderables medios no económicos que la diferencian. 
       Lo público y los privado deberían simultáneamente buscar el bien común, cada uno con sus diferencias y sus procedimientos, sin descalificaciones radicales del otro.
          El tema se presta a seguir tratándolo otro día. Ahora sólo indico que en el momento actual, en el trasfondo, la discusión sobre el tema es álgida con una nueva ley de educación situada sobre la mesa parlamentaria y con las prolongadas discusiones sobre la no tal vez bien denominada privatización de los centros sanitarios madrileños. La discusión sobre lo público y lo privado apasiona mucho y raramente se aborda con ecuanimidad.                     
          

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