domingo, 10 de mayo de 2015

Fachadas de Salamanca

Una visita breve, para asistir a una reunión de carácter nacional, me ha permitido de nuevo tomar contacto con el embrujo de Salamanca. Una noche tuve la suerte de contemplar una vez más los principales edificios de Salamanca, en una visita guiada por un joven jesuita estudioso del arte, Pedro Rodríguez, que enumeró conjuntamente tanto las bellezas como las leyendas de los sitios visitados.
La noche fue auténticamente primaveral, sin frío ni calor, y la piedra salmantina brillaba con todo su esplendor. Lo que da unidad a los muchos edificios bellos de la ciudad es el color y la tersura de la piedra, que dicen es blanda al sacarla de la cantera, para poder moldearla con toda facilidad como si fuese plastilina; pero que con el frío se endurece y adquiere el color uniforme que ahora tienen todos los edificios.
Lo que admira más en Salamanca es la unidad de su conjunto, como si toda la ciudad la hubiesen construido de una vez -como se monta un nacimiento-, con la única intención de sorprender y dejar embelesados a los que la visitan. Con todo, hay fachadas que deslumbran por sí solas y se convierten en iconos de lo que la ciudad es significa.

La fachada de la Iglesia de San Esteban, la del Convento de los Dominicos, sorprende por la armonía de todo su conjunto. Se pueden admirar los detalles, la belleza de cada una de las imágenes, pero lo que impresiona más es que ofrece una imagen conjunta unitaria. Se cuenta que un Arzobispo de Salamanca, en negociaciones con unos ricos americanos que intentaban conseguir las verjas internas de la catedral por ofrecer una sustitución al retablo recién quemado del altar mayor, quiso abortar la inútil discusión llevando a los americanos ante la fachada de la Iglesia de San Esteban y diciéndoles: "Éste es el verdadero retablo de Salamanca". La imagen, en efecto, de toda la fachada es la de un inmenso retablo barroco, que seduce por el impacto de su conjunto. Más que los detalles hay que admirar la impresión general que produce la armonía de toda la pared con la piedra tan armónicamente trabajada.
La más importante tal vez de todas las fechadas de Salamanca es la de la Catedral Nueva, más importante y más acabada incluso que la de la inmediata Catedral Vieja. También como un gran retablo, esta fachada arranca con un muy bien trabajado Crucifijo, que centra todo lo que viene debajo. Los escudos reales tienen lugar preferente, dado el papel tan principal que los Reyes Católicos tuvieron en la realización de la obra. Al final, sobre las dos puertas, dos grandes relieves de dos escenas de los primeros momentos de la vida de Jesús, la adoración de los pastores y la adoración de los Reyes Magos. Aparte del valor que en sí mismos tienen por el gran trabajo de la piedra, estas dos escenas evangélicas simbolizan el acceso que las dos grandes puertas de la Catedral ofrecen tanto a los pobres (los pastores) como a los ricos (los Reyes). La piedra, todo el trabajo del conjunto de la fachada, se convierten instrumento catequético, en transmisora del mensaje que todo el conjunto de la catedral quiere hacer llegar a los que a ella se acerquen en todos los momentos de su historia.
Una última fachada, tal vez la más popular, es la del principal edificio de la antigua Universidad de Salamanca. Situada en la plaza que acoge a otros edificios universitarios, mirada siempre de frente por la gran imagen de Fray Luis de León, la fachada de la Universidad es más reducida, pero también con un conjunto armónico y muy bien proporcionado. La mayor popularidad le viene a esta fachada porque en ella los visitantes y turista menos sensibles al arte tienen el entretenimiento de buscar la rana, la figura presentada junto con la calavera, los dos símbolos del vicio y la virtud, de la satisfacción terrena y del final irrevocable para todos. Esta fachada tiene en lo alto dos relieves circulares en los que también se simbolizan el vicio (Baco) y la virtud (Justicia), símblos que han dado pie al dicho popular que por las puertas de la Universidad los estudiantes pasan del vicio a la virtud, de la maldad a la bondad. 
Las fachadas no son más que puertas de acceso a los contenidos del interior de los edificios. Salamanca tiene, por supuesto, mucho más que fachadas. Pero estos tres grandes retablos en piedra sirven también de iconos de las grandes riquezas de todo tipo que Salamanca encierra. En esta breve nueva visita a Salamanca me quedo con el simbolismo de sus fachadas. con los mensajes trasmitidos por sus piedras insuperables.

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