lunes, 30 de mayo de 2016

Un ejemplo de mal estilo


          Resulta que una amiga peninsular que tuve durante los largos años pasados en Canarias se presenta ahora, en las inmediatas elecciones, como número 2 en Zaragoza por Unidos Podemos, parece que con esperanzas de salir elegida.

 Desde su twitter me ha llegado ahora la recomendación de una colaboración -según su valoración, excelente artículo- de Carlos Elordi. De este veterano periodista dice la reseña sobre su persona que trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya. Una trayectoria, muy clara.
          El artículo recomendado lleva por título El inútil esfuerzo de tratar de machacar a Podemos-IU, y ha aparecido en el digital eldiario-es. Por la impunidad con la rotundiad con la que hace afirmaciones sin aportar pruebas y por la total minusvaloración del que pueda sostener opiniones contrarias a las suyas, no me resisto a formular un pequeño comentario.

          El arranque del artículo, ya resulta clarividente: ¿Pero de verdad cree algún estratega del PP, del PSOE o de Ciudadanos que se pueden reducir las posibilidades electorales de Podemos-IU haciendo numeritos con Venezuela o deformando hasta el absurdo lo que está pasando en el barrio de Gracia? Y concretando nombres añade: Que Mariano Rajoy, Pedro Sánchez y Albert Rivera acepten encabezar esas y otras iniciativas parecidas pone seriamente en cuestión su solvencia política. Porque no hace falta ser muy listo para deducir que tanto aspaviento insensato sólo puede obedecer a que temen que la potencialidad de Podemos-IU sea bastante más consistente de lo que dicen los sondeos oficiales. Ni tampoco para comprobar que no saben cómo revertir esa eventual tendencia. Los objetivos y los procedimientos de artículo, ya quedan claros en estos párrafos iniciales.

          Por lo pronto, se da por hecho que estos partidos y sus dirigentes actúan de común acuerdo, al unísono. Un comunicante con el artículo amalgama incluso las siglas:  estos llamados lideres de PPPSOECS. Ya admira que se asiente si más demostración que estas tres fuerzas tengan un plan de conjunto, cuando tan difícil resulta la mera convivencia entre ellos.

          El contenido del artículo se centra a adjudicar al nerviosismo, al temor y al miedo todo lo que suponga oponerse a la imparable línea de las fuerzas emergentes, a la potencialidad de Podemos-IU. No hay que probar nada, basta con afirmar con rotundidad: En España se ha abierto un nuevo ciclo político. Es imposible prever cómo va a terminar cerrándose. Pero lo que está claro es quienes pretendan doblegar la marcha de las cosas recurriendo a los mismos instrumentos que les han sido útiles en el pasado van a fracasar. 

          Un raro comunicante crítico con el contenido del artículo comenta que el articulista emplea  los mismos procedimientos de Goebbels, repetir hasta la saciedad una mentira hasta convertirla en verdad.  Todo está en afirmar con mucha fuerza, con mucho desprecio del que se puede intuir que piense lo contrario. Las muchas decenas de comunicaciones que siguen al artículo emplean la misma táctica. Una sola muestra:  Unas preguntas y respuestas para encaminar la cuestión: ¿Es Rajoy presentable?: No. ¿Es el actual líder del PP?: Sí. ¿Es catastrófica, la situación económica y social de España después de cuatro años de PP?: Sí. ¿Está mejorando esa situación?: No. ¿Es aterradora la corrupción tras esos cuatro años?: Sí. ¿Mejora?: No. ¿Qué conclusión sobre el voto el 26-J? (Ayuda: el PSOE también apoyó con entusiasmo a la Troika) . Un cordial saludo.

          La táctica es muy sencilla. Se reduce al antiguo adagio de que el que no está conmigo está contra mí. Por esto, el que no está de acuerdo se siente infravalorado, se ve atacado, se encuentra tachado de sentimientos infames que probablemente nunca tuvo. Y la opinión se sigue exponiendo de forma arrasadora: Tal y como se está configurando el ambiente tiene cada vez menos sentido hablar de pactos postelectorales. Y visto con una cierta distancia, esa cuestión (la de los pactos postelectorales) es cada vez menos importante. Lo relevante es el nuevo escenario que puede crearse tras el 26-J. En el que una fuerza ascendente y sustancialmente unida que quiere un cambio de verdad va ser uno de sus actores principales. Mientras que algunas de las demás, quien sabe si todas ellas, estarán abocadas a intensos procesos de recomposición interna, si no a crisis abiertas. Difícilmente se puede hablar con más seguridad.

    

           Mi admiración hoy no es positiva. Me he detenido a comentar este artículo porque resulta una muestra de lo que no debe ser. Un intento de exponer con mucha fuerza unas aseveraciones del todo opinables, cayendo en la contradicción de no dejar espacio de briega al que piense lo contrario, descalificándolo sin más de nervioso y de amedrentado.  No es éste el camino para poder establecer un diálogo tan difícil como necesario. Es una muestra de mal estilo.


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