domingo, 1 de abril de 2012

ECLIPSE DE LO RELIGIOSO

           En un viaje, he podido ver el fascículo/revista On Madrid, que el diario El País distribuyó el sábado anterior a la Semana Santa a su lectores madrileños. En él me ha sorprendido un pequeño reportaje, Siete días, Siete Planes para toda la Familia, en el que se ofrece  una alternativa de entretenimiento para cada uno de los días de la Semana Santa: El Lunes, la leyenda del Magaterio, en el Museo Natural de Ciencias Naturales; el Martes, decoramos “cupcakes”, en el Taller de las Tartas; el Miércoles, Misterios en el papiro, en la Biblioteca Nacional; el Jueves Santo, “Paintball” sin bolazos, en “Action Live” de Miraflores de la Sierra; el Viernes Santo, En bici por Madrid Río; el Sábado, Yo improviso, en el Pequeño Teatro Gran Vía; el Domingo de Resurrección, Un huerto en mi balcón, en el Parque Juan Carlos I.
          Entre tan exótica propuesta de actividades, no hay ninguna de índole religiosa. Ni directamente religiosa, que también podría hacerse; ni tan siquiera cultural-religiosa, por ejemplo, visitando estos días “santos” alguna Iglesia-monumento o contemplando las maravillas de tema religiosa del Museo del Prado. Lo religioso se ha eclipsado del todo, no existe. Hay, por el contrario, una intención manifiesta de ocultar cualquier referencia a lo religioso en las propuestas que se hagan para las vacaciones coincidentes con celebraciones religiosas. Igualmente, recuerdo los auténticos y casi divertidos  esfuerzos realizados en un número extraordinario de Navidad, también El País, por no sacar ningún motivo religioso en las numerosas páginas dedicadas a los temas navideños .
          Es bien cierto que los valores religiosos, ni se han de de imponer a nadie, ni se deben poner exclusivamente en estas manifestaciones públicas, en contextos no directamente religiosos. Pero tampoco tiene sentido el ocultar y aun disimular las prácticas o los motivos religiosos, como si se tratase de vicios nefandos o de temas vergonzantes. También en estos días, he visto en la prensa un anuncio de viajes, presentando la Semana Santa como “un verano en miniatura”.
         El péndulo bien puede recobrar el equilibrio, después de los esfuerzos denodadamente laicistas de estos últimos tiempos. Ni imponer, ni escamotear. Un mejor equilibrio, sería recomendable.

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