sábado, 17 de marzo de 2012

LAS ELECCIONES Y LOS OBISPOS

          Hace ya días, leí la  indignación de algunos porque los Obispos andaluces habían publicado una Nota que estaba claramente a favor de una de las opciones mayoritarias en las elecciones andaluzas. Ahora he leído yo esta Nota, y puedo hacer un breve comentario sobre ella.
          La Nota no distingue por su nombre a ninguno de los Partidos. Lo que pretende destacar la Nota, ante todo, es la obligación de votar: la importancia de participar responsablemente, el ejercicio del voto es un derecho y un deber de cada ciudadano en una sociedad democrática. Importante es señalar que la Nota destaca el deber de votar, pero con libertad: pedimos a todos la participación responsable, eligiendo los candidatos que, a su juicio, puedan afrontar y resolver los problemas actuales de nuestra sociedad. Aventura incluso la Nota que, en este caso, la elección responsable es más difícil -¡no está imperiosamente clara, por tanto!- que en otras ocasiones: deber moral en la búsqueda y afianzamiento del bien común de la sociedad en todo momento, pero particularmente en las situaciones de especial dificultad como ahora sucede.
         Lo que ocupa más espacio en la Nota es el ofrecer elementos morales de juicio a la hora de decidir el voto. De entrada ya hay que decir que, al no nombrar en concreto a ningún Partido, la adscripción rotunda de lo dicho a alguno en particular, el sentirse claramente criticado o alabado, ya supone cierta susceptibilidad: el que se pica, ajos come. Pero es que, además, conviene resaltar que los criterio morales expuestos no son de una sola tendencia y pueden afectar, en unos o en otros casos, a todos los Partidos en liza. Así, se habla del derecho inviolable a la vida humana, pero no sólo se refiere al aborto y a la eutanasia, sino también al abandono de los ancianos. Se demanda protección legal y económica de la familia y del matrimonio, cierto que fundado en la unión estable de un varón y una mujer, pero con derivaciones concretas a la promoción del trabajo y de la vivienda y a la puesta en práctica de un programa de inserción laboral de los jóvenes. La Nota reclama la libertad de enseñanza y el derecho a la educación religiosa, pero también el aprendizaje y la formación humana mediante el esfuerzo y la disciplina, que promueva la búsqueda y el conocimiento de la verdad...,   una vida honrada y la convivencia pacífica. Muy directamente, la Nota pide la defensa y la ayuda a los sectores más débiles de nuestra sociedad, entre los que se encuentran quienes carecen de trabajo, los jóvenes y los emigrantes. Por último, un párrafo amplio sobre construir una vida social más justa y pacífica, me parece que contiene también aplicaciones a todas las tendencias.
          La elección entre criterios morales tan varios, a veces incluso tan contradictorios, es la decisión responsable que recomiendan los Obispos andaluces a cada ciudadano, dejando la libertad de elección de Partido en manos de cada uno, no determinando el nombre del Partido concreto que hay que votar. Se demanda de los elegidos competencia, alto sentido del deber y responsabilidad ética; a los electores se les pide actuar con inteligencia, libertad y responsabilidad. No parece que estos valores resulten discutibles. Leyendo despacio la Nota, no parece tampoco que a los Obispos andaluces, a la Iglesia católica, en este caso, se le deba tachar de partidismo. 

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