viernes, 17 de marzo de 2017

Mística del correr, metáfora de la mística espiritual



Después de su carrera matinal de 13 kilómetros en la Casa de Campo de Madrid, al entrar en su despacho, el Secretario de Estado de Cultura, José Mª Lasalle, describe su estado de ánimo: "Ver amanecer es una experiencia estética e íntima. En medio del silencio, me escuchaba a mi mismo: oía mis pulsaciones, notaba la progresión del sudor, sentía que mi cuerpo y mi mente sintonizaban plenamente. Hay algo místico en esas emociones".

Algo místico. El escritor y filósofo Francesc Torralba describe de forma parecida las sensaciones que le produce su carrera diaria: "Correr es refrescante, te libera del estrés y de las emociones tóxicas y te reconcilia con la naturaleza. Es un laboratorio personal en el que fluyen ideas y pensamientos. Le encuentro un vínculo espiritual en la medida que permite la meditación y la oración".

El hecho de correr produce muchas sensaciones de este tipo: "fraternidad universal del sudor", "pasión colectiva", "actividad que puede cambiarte la vida y mejorarla", "replanteamiento de valores", "nirvana emocional", "estado de euforia", "circuito de autoconfianza", "reposición de energías y ansias de volver",... Todos estos testimonios (y los que siguen) están sacados de un buen reportaje, "Correr sin freno", publicado en El País Semanal, por el periodista José Luis Barbería. El lenguaje sobre el deporte del correr se eleva y se vuelve espiritual, evocando -directa o subliminarmente- al fenómeno de la mística.

Desde que Karl Rahner escribió aquella famosa frase, repetida hasta la saciedad, -"el cristiano del futuro será un "místico", es decir, una persona que ha experimentado algo, o no será cristiano"-, el tema de la mística se ha convertido en recurrente para todos los que reflexionan sobre el hecho de la espiritualidad. Acaba de salir un libro de teólogo profesional Gabino Urribarri, "La mística de Jesús", en el que, ya en el mismo arranque, se pregunta: "¿Por qué la mística? ¿Por qué está tan de moda la espiritualidad mientras que lo dogmático y lo moral parecen vivir horas bajas?". El autor de este libro reconoce expresamente "la necesidad de aportar claridad en este campo de la mística, la espiritualidad y la oración, tan propicio hoy en día para las amalgamas indiscriminadas"; manifiesta igualmente que "la búsqueda de Dios y del Absoluto, en nuestros días reviste más bien el perfil de una búsqueda espiritual y mística".

No creo que se pueda llegar a afirmar que es la búsqueda de "algo místico" la que produce la auténtica proliferación de corredores matutinos y vespertinos en las ciudades actuales. El reportaje citado sí apunta que, "desde las primera luces del alba y aun antes, millones de habitantes de la aldea global corren por calles y parques, carreteras y senderos, impulsados por un resorte anímico, seguramente primitivo". De Estados Unidos, se aporta la cifra impresionante de 50 millones de corredores, con una generación económica que alcanza los 3.000 millones de dólares (2.650 millones de euros). De España, se da la cifra de dos millones y medio de personas que corren al menos una vez a la semana, produciendo una generación económica anual de 30 millones de euros. En una sola gran empresa, Deloitte, se dice que existe un club de corredores en el que participan 200 empleados. Y de un conocido corredor profesional, Martín Fiz, se afirma que ha corrido en su vida 300.000 kilómetros -la vida completa de un buen automóvil- y que todavía sigue participando en maratones de aficionados. La magnitud de las cifras, impresiona.

Las preguntas se vuelven obvias. Si tanta gente participa en esta práctica, "¿Por qué corren? ¿Qué persiguen? ¿De qué huyen?", Y las respuestas resultan extremadamente sugerentes: "Detrás de cada dorsal hay motivaciones íntimas e historias personales, a veces soterradas y mimetizadas en la soledad del corredor de fondo". "Siempre hay razones soterradas, que nos lleva toda la vida descubrir: Corro, escalo y esquío para sentirme feliz" (Kilian Jornet). Otros corren "por liberarse del peso de los años y volver a sentirse jóvenes; otros "emplean así su tiempo de desempleados forzosos y se desfogan". ¿Qué haría si no pudiese seguir corriendo?, y responde el que fue gran profesional, Martín Fiz: "Me sentiría como si estuviese condenado a una silla de ruedas. Necesitaría algo más grande para seguir viviendo". "¿Se puede dejar de amar algo que has amado desde siempre? ¿Se puede dejar de amar a tu madre?", se pregunta Kilian Jornet.

Como en los procesos de acercamiento a Dios, en el correr hay también grados. Está la distancia mítica del maratón -42 kilómetros y 195 metros-, con los duros procesos de entrenamiento que precisa esta carrera completa, y más en un tiempo razonable. Superar el "muro" del kilómetro 30, "que vacía las fuerzas de golpe y te atrapa la sensación de que corres sin avanzar", simboliza las fuertes dificultades existentes también en la oración, las "noches" de las que han hablado los místicos. Y existen también los recursos para superar las dificultades, los "mantras", que, tanto en el correr como en la oración, se repiten continuadamente para sortear las dificultades. Y por supuesto está toda la gama de carreras intermedias, previas a las de las grande distancias, y la primera aproximación a la carrera que es el caminar, el "walking", como anticipo de toda la gama del "running".
Todas las descripciones y todo el lenguaje del correr se convierten en una gran metáfora de los difíciles procesos que se siguen en el acercamiento al Absoluto, que es Dios para el creyente cristiano. La terminología mística también es usada actualmente en muchos procesos aledaños a los que acercan al Dios cristiano, desde la "nueva era" hasta los movimientos orientalistas. La mística está por ello de moda. La metáfora del correr puede iluminar los bastante más inescrutables caminos de la mística. Y puede además ayudar a entender o explicar el largo proceso que discurre desde la oración más sencilla al contacto sublime con el Dios cristiano, que es Amor inconmensurable. La metáfora puede también ayudar a comprender el sentido de la más profunda mística cristiana.



No hay comentarios:

Publicar un comentario