domingo, 17 de junio de 2012

NO USAR EL NOMBRE DE DIOS EN VANO

          "Dios no puede equivocarse", era el sensacionalista titular de un amplio reportaje aparecido en un periódico hace pocos días.

          ¿De qué se trataba? De una información estrictamente técnica en torno a la velocidad de la luz. Un físico italiano, Dario Autiero, desde el Instituto Nacional de Física italiano y en colaboración con el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), había hecho públicos los resultados de un experimento, que intentaba demostrar que "la velocidad de vuelo de los neutrinos era superior a la de la luz". El titular sensacionalista del periódico, asociando a Einstein con Dios, insistía en que la velocidad de la luz resulta del todo insuperable: "Eistein tenía razón: el experimento del CERN ha muerto y la teoría de Einstein sigue viva". El nombre de Dios era ligeramente utilizado, banalizando la esencia divina en apoyo de la ciertamente respetable teoría física de Einstein. Un caso típico de uso del nombre de Dios en vano.

          Pero el caso es que, en el mismo ejemplar de este mismo diario, páginas más adelante, se encontraba otra información con el siguiente título: "La 'Hija de Dios' sube al escenario".

          ¿De qué se trataba, en este otro caso? Una historia aún más superficial. Una hija del futbolista Diego Armando Maradona y de Claudia Villafañe ha estrenado en Buenos Aires una pieza teatral con el osado título de "Hija de Dios". Los comentarios se ceban en la pretendida divinización del futbolista: "la pieza es una reflexión en primera persona sobre las vicisitudes y las responsabilidades que conlleva la condición de heredera del todopoderoso futbolista". Con la típica ambición argentina de presentarse como "tesis, ensayo reflexión y catarsis", dice la primeriza actriz que la pieza "Hija de Dios" me da la posibilidad de expresarme, de compartir mi mirada sobre papá y sobre el fenómeno que representa". Sorprende mucho que tan "en vano" se pueda usar el nombre sagrado de Dios.

          No he querido citar al comienzo el nombre de diario que publicaba en la misma edición estas dos alusiones, porque quería ante todo resaltar el hecho paradigmático del uso insustancial del nombre de Dios. Pero no me parece ocioso añadir ahora que el diario en el que se publicaban estas dos alusiones era EL PAÍS. Los titulares de las informaciones y reportajes los elige siempre el periódico, según sus preferencias y de acuerdo con su ideología. Lamento mucho que un periódico que pretende ser serio y riguroso lleve su tan particular concepción de lo religioso hasta banalizar y usar en vano el nombre de Dios. ¡Los creyentes que se mantienen como lectores de este periódico merecen un poco más de respeto!.


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