sábado, 9 de junio de 2012

PROBLEMAS SIN ROSTRO

          No termino de acostumbrarme a que los problemas no tengan rostro humano, a que detrás de cada situación no pueda encontrarse la cara del que la ha provocado, la ha echado a rodar, o la mantiene actuando.
          Me estoy refiriendo al verdadero aluvión de información económica que en los últimos tiempos se viene produciendo, sin rostro, sin contornos humanos detrás. Bajo la genérica alusión a "los mercados", se esconden las fuentes originales de donde dimanan todas estas noticias casi siempre apabullantes. Me gustaría llegar a conocer la persona o las personas concretas que adoptan las decisiones que hacen subir o bajar la "bolsa", que provocan la subida o la bajada de la "prima de riesgo". El que se aluda a "los mercados" de forma anónima, sin precisar ni las instituciones, ni mucho menos las personas, que hay detrás de este impreciso genérico del "mercado" o los "mercados", es algo a lo que no puedo acostumbrarme y que continuamente me subleva.
          Evidentemente influye el saber más o menos economía, el dominar o no la jerga y la teoría de esta ciencia tan escurridiza. Pero otras ramas del saber no resultan tan impenetrables. Puede uno no saber de electrónica o de física cuántica, pero estas ciencias no poseen una máscara para encubrir el rostro de los que en ellas actúan. Una bomba atómica cae sobre un territorio, y siempre se sabrá el país del que ha partido el avión que la ha lanzado y hasta el nombre de la persona que lo pilotaba. En el terreno económico, en cambio, ni la persona, ni la institución, ni el país, de donde han salido las ordenes que producen los auténticos psunamis financieros que revolucionan la situación de nuestro bienestar, llegan a ser conocidas. El anonimato más estricto cubre perfectamente la identidad de los que han tomado las  decisiones que desencadenan tales cataclismos.
          Si hasta en los estadios de fútbol, se pretende ahora descubrir la identidad de las personas que inician o mantienen una pitada dolosa contra la bandera o el rey, mucho más debería poder averiguarse quien adopta la decisión que provoca el enriquecimiento o la ruina de una entidad, de una empresa y de un país. Toda persona interesada debería poder tener acceso al "rostro", a la identidad, de la persona o las personas que han decidido actuaciones económicas que influyen fuertemente en el propio bienestar, en la "subida" o en la "bajada" de las acciones de las que dependen la economía personal o nacional de cada uno. Los Gobiernos, y hasta la misma justicia, deberían poder llegar a conocer los nombres de los que provocan estas revoluciones económicas, para poder defenderse o actuar en contra.
          Sé que todo esto no es más que un grito en el vacío. Pero conviene lazar estas demandas airadas para soñar con que las condiciones cambien, para intentar que el problema se reblandezca y estos problemas lleguen algún día a tener también un rostro, con el que poder enfrentarse cuando se sufren las consecuencias de estas actuaciones. Sólo demando que estas actuaciones problemáticas tengan también detrás un rostro.
          

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