lunes, 24 de diciembre de 2012

¡FELIZ NAVIDAD!

            Sorprende mucho la curiosa gradación existente en las felicitaciones y en todo el tratamiento dado a los temas navideños.
            Está el punto extremo de aquel Concejal singular existente hace pocos años en el Ayuntamiento de Sevilla que decía que las calles de la ciudad se iluminaban (hay que reconocer que escasamente, en aquel entonces) con el motivo del "solsticio de invierno", pues ni mentar quería la palabra cristiana "Navidad". 
             Casi en la misma línea, me sorprenden cada año los números extraordinarios de los periódicos "EL PAÍS" se singulariza todos los años, en este sentido), que, para comercializar los productos que más se pretenden vender en estos días, guardan un extremado cuidado en que no salgan ni las figuras consabidas de Belén, ni ningún motivo directamente cristiano, sino las bolitas, las estrellas, las guirnaldas y los demás adornos característicos de una navidad laica. ¡Es notable el esfuerzo que hay que realizar para rellenar tal vez hasta cien páginas de temas "navideños" sin reproducir ningún motivo de la Navidad cristiana!
             En las frases usadas para la felicitación de estos días, se da también la formulación aséptica e indefinida de "Felicidades" o "Felices Fiestas", con el prurito también de evitar la palabra Navidad, sin llegar por tanto a usar la frase implícitamente cristiana del "Feliz Navidad".
             Esta misma diferenciación se da tam bién en los motivos utilizados para la iluminación pública de las calles. Por lo pronto, ya existe un dispar tratamiento del tema, pues unos Ayuntamientos como que se avergüenzan de adornar las calles en estos días mientras que otros lo hacen sin ningún tipo de tapujos, descaradamente. Pero casi todos renuncian también al uso de la palabra "Navidad", sustituyéndola por "Fiestas", y abusan en cambio de las estrellas y aun de los renos invernales, por evitar los motivos directamente cristianos.
          El punto álgido de todas estas diferenciaciones probablemente esté en la contraposición entre el Nacimiento, acompañado después con la fiesta de los Reyes, y el Arbol, al que se une -santa Claus vestido de rojo. El Nacimiento, con todo el lujo barroco de los múltiples motivos que rodean el Portal, el que siempre aparecen María, José y el NIÑO, con el aditamiento tradicional (en el presente año, en solfa) de la mula y el buey. En el árbol, en cambio, sólo aparecen pelotitas y velitas enteramente asépticas.
                En lengua inglesa, la gradación tiene aún un punto final muy curioso, diferenciándose entre el "Feliz Navidad" ("Merry Christmas" o "Happy Christmas") y el "Santas Navidades" ("Holy Christmas"), teniendo esta última expresion un descarado sabor religioso y cristiano.
              Esta curiosa y sintomática gradación en el uso de los temas navideños es expresión de la clara tendencia laicizante existente actualmente en la sociedad, consistente en recluir lo religioso y cristiano a los templos o al seno más estricto de la intimidad personal, sin concederle credenciales para comparecer oficialmente en la vida pública. Esto en el mejor de los casos, pues existe también en algunas personas y sectores sociales una directa inquina contra lo religioso, considerándolo como algo pernicioso para la persona y para la sociedad.
          Lo que ocurre es que, en el tema navideño, este contraste se exhacerva, pues sin referencia a la explicitación religiosa la Navidad se queda sin sentido. Con razón he leído estos días en alguna parte que en la actualidad hay mucha gente que participa en las manifestaciones externas de estos días, sin  saber por qué se celebran estas fiestas, sin conocer el motivo de las celebraciones. Una triste pero cierta realidad de las Navidades actuales.

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